Capítulo 42. De tres diferencias de lugares devotos y cómo se ha de haber acerca de ellos la voluntad.
1a.Tres
maneras de lugares hallo por medio de los cuales suele Dios mover la voluntad a
devoción.
1b. La
primera es algunas disposiciones de tierras y sitios, que con la agradable
apariencia de sus diferencias, ahora en disposición de tierra, ahora de
árboles, ahora de solitaria quietud, naturalmente despiertan la devoción.
1c. De
esto es cosa provechosa usar, cuando luego enderezan a Dios la voluntad en
olvido de dichos lugares.
1d. Si
procuran recrear el apetito y sacar jugo sensitivo, antes hallarán sequedad de
espíritu y distracción espiritual.
1e. La
satisfacción y jugo espiritual no se halla sino en el recogimiento interior.
2a.
Estando en el tal lugar, olvidados del lugar han de procurar estar en su
interior con Dios, como si no estuviese en tal lugar.
2b. Así
lo hacían los anacoretas y otros santos ermitaños, que en los muchísimos y
graciosísimos desiertos escogían el menor lugar que les podía bastar,
edificando estrechísimas celdas y cuevas y encerrándose allí.
2d. San
Benito estuvo tres años.
2e. San
Simón se ató con una cuerda para no tomar más ni andar más que lo que alcanzase.
2f. Entendían
muy bien aquellos santos que si no apagaban el apetito y codicia de hallar
gusto y sabor espiritual, no podían venir a ser espirituales.
3a. La
segunda manera es más particular, porque es de algunos lugares donde Dios suele
hacer algunas mercedes espirituales muy sabrosas a algunas particulares
personas.
3b.
Ordinariamente queda inclinado el corazón de aquella persona, que recibió allí aquella
merced, a aquel lugar donde la recibió, y le dan algunas veces algunos grandes
deseos y ansias de ir a aquel lugar.
3c.
Aunque cuando van no hallan como antes, porque no está en su mano; porque estas
mercedes hácelas Dios cuando y como y donde quiere, sin estar asido a lugar ni
al tiempo, ni al albedrío de quien las hace.
3d.
Todavía es bueno ir, como vaya desnudo del apetito de propiedad, a orar allí
algunas veces, por tres cosas.
3e. La
primera porque aunque Dios no está atenido al lugar, parece quiso allí Dios ser
alabado de aquella alma.
3f. La
segunda, porque más se acuerda el alma de agradecer a Dios lo que allí recibió.
3g. La
tercera, porque todavía se despierta mucho más la devoción allí con aquella
memoria.
4a. Por
estas cosas debe ir y no por pensar que está Dios atado a hacerle allí mercedes,
de manera que no pueda ir donde quiera.
4b. Más
decente lugar es el alma y más propio para Dios que ningún lugar corporal.
4c.
Hizo Abrahán un altar en el mismo lugar donde le apareció Dios, e invocó allí
su santo nombre, y que después, viniendo de Egipto, volvió por el mismo camino
donde había aparecídole Dios, y volvió a invocar a Dios allí en el mismo altar
que había edificado.
4d. Génesis
12, 8: “De allí continuó hacia las montañas, al este de Betel, y plantó allí su
tienda, con Betel a poniente y Ay a levante. construyó allí un altar al Señor e
invocó el nombre del Señor”.
4e.
Génesis 13, 3-4: “Desde el Negueb se trasladó por etapas a Betel, al lugar
donde había plantado su tienda al principio, entre Betel y Ay, donde antes
había construido un altar; y allí invocó el nombre del Señor!.
4f. Y
Agar puso nombre al lugar donde le apareció el ángel, estimando mucho aquel
lugar, diciendo:
4g.
Génesis 16, 3: Por cierto que aquí he visto las espaldas del que me ve.
4h. La
tercera es algunos particulares que eligió Dios para ser allí invocado, así
como el monte Sinaí, donde dio Dios la ley de Moisés.
5a. Éxodo
24, 12: “El Señor dijo a Moisés: – Sube hacia mí a la montaña; quédate allí y
te daré las tablas de piedra con la instrucción y los mandatos que he escrito
para que los enseñes”.
5b. Y
el lugar que señaló a Abrahán para sacrificase a su hijo.
5c.
Génesis 22, 2: “Dios dijo: – Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete
a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que
yo te indicaré.
5d. Y también
el monte Horeb, donde apareció a nuestro padre Elías.
5e. 1
Reyes 19, 8: “Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella
comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios”.
5f. Y
el lugar que dedicó san Miguel para su servicio, que es el monte Gargano,
apareciendo al obispo Miguel sipontino, y diciendo que él era guarda de aquel
lugar, porque allí se dedicase a Dios un oratorio en memoria de los ángeles.
5g. La
gloriosa Virgen escogió en Roma, con singular señal de nieve, lugar para el
templo que quiso edificase Patricio, de su nombre.
6a. La
causa por qué Dios escoja estos lugares más que otros ser alabado, él solo lo
sabe.
6b. Lo
que a nosotros conviene saber es que todo es para nuestro provecho y para oír
nuestras oraciones en ellos y doquiera[1]
que con entera fe lo rogáremos.
6c.
Aunque en lo que están dedicados a su servicio hay mucha más ocasión de ser
oídos en ellos, por tenerlos la iglesia señalados y dedicados para esto.