miércoles, 30 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capitulo 42. Los santuarios donde Dios, la Virgen María o los santos se aparecieron.

 

Capítulo 42. De tres diferencias de lugares devotos y cómo se ha de haber acerca de ellos la voluntad.

1a.Tres maneras de lugares hallo por medio de los cuales suele Dios mover la voluntad a devoción.

 

1b. La primera es algunas disposiciones de tierras y sitios, que con la agradable apariencia de sus diferencias, ahora en disposición de tierra, ahora de árboles, ahora de solitaria quietud, naturalmente despiertan la devoción.

1c. De esto es cosa provechosa usar, cuando luego enderezan a Dios la voluntad en olvido de dichos lugares.

1d. Si procuran recrear el apetito y sacar jugo sensitivo, antes hallarán sequedad de espíritu y distracción espiritual.

1e. La satisfacción y jugo espiritual no se halla sino en el recogimiento interior.

2a. Estando en el tal lugar, olvidados del lugar han de procurar estar en su interior con Dios, como si no estuviese en tal lugar.

2b. Así lo hacían los anacoretas y otros santos ermitaños, que en los muchísimos y graciosísimos desiertos escogían el menor lugar que les podía bastar, edificando estrechísimas celdas y cuevas y encerrándose allí.

2d. San Benito estuvo tres años.

2e. San Simón se ató con una cuerda para no tomar más ni andar más que lo que alcanzase.

2f. Entendían muy bien aquellos santos que si no apagaban el apetito y codicia de hallar gusto y sabor espiritual, no podían venir a ser espirituales.

3a. La segunda manera es más particular, porque es de algunos lugares donde Dios suele hacer algunas mercedes espirituales muy sabrosas a algunas particulares personas.

3b. Ordinariamente queda inclinado el corazón de aquella persona, que recibió allí aquella merced, a aquel lugar donde la recibió, y le dan algunas veces algunos grandes deseos y ansias de ir a aquel lugar.

3c. Aunque cuando van no hallan como antes, porque no está en su mano; porque estas mercedes hácelas Dios cuando y como y donde quiere, sin estar asido a lugar ni al tiempo, ni al albedrío de quien las hace.

3d. Todavía es bueno ir, como vaya desnudo del apetito de propiedad, a orar allí algunas veces, por tres cosas.

3e. La primera porque aunque Dios no está atenido al lugar, parece quiso allí Dios ser alabado de aquella alma.

3f. La segunda, porque más se acuerda el alma de agradecer a Dios lo que allí recibió.

3g. La tercera, porque todavía se despierta mucho más la devoción allí con aquella memoria.

4a. Por estas cosas debe ir y no por pensar que está Dios atado a hacerle allí mercedes, de manera que no pueda ir donde quiera.

4b. Más decente lugar es el alma y más propio para Dios que ningún lugar corporal.

4c. Hizo Abrahán un altar en el mismo lugar donde le apareció Dios, e invocó allí su santo nombre, y que después, viniendo de Egipto, volvió por el mismo camino donde había aparecídole Dios, y volvió a invocar a Dios allí en el mismo altar que había edificado.

4d. Génesis 12, 8: “De allí continuó hacia las montañas, al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante. construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor”.

4e. Génesis 13, 3-4: “Desde el Negueb se trasladó por etapas a Betel, al lugar donde había plantado su tienda al principio, entre Betel y Ay, donde antes había construido un altar; y allí invocó el nombre del Señor!.

4f. Y Agar puso nombre al lugar donde le apareció el ángel, estimando mucho aquel lugar, diciendo:

4g. Génesis 16, 3: Por cierto que aquí he visto las espaldas del que me ve.

4h. La tercera es algunos particulares que eligió Dios para ser allí invocado, así como el monte Sinaí, donde dio Dios la ley de Moisés.

5a. Éxodo 24, 12: “El Señor dijo a Moisés: – Sube hacia mí a la montaña; quédate allí y te daré las tablas de piedra con la instrucción y los mandatos que he escrito para que los enseñes”.

5b. Y el lugar que señaló a Abrahán para sacrificase a su hijo.

5c. Génesis 22, 2: “Dios dijo: – Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré.

5d. Y también el monte Horeb, donde apareció a nuestro padre Elías.

5e. 1 Reyes 19, 8: “Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios”.

5f. Y el lugar que dedicó san Miguel para su servicio, que es el monte Gargano, apareciendo al obispo Miguel sipontino, y diciendo que él era guarda de aquel lugar, porque allí se dedicase a Dios un oratorio en memoria de los ángeles.

5g. La gloriosa Virgen escogió en Roma, con singular señal de nieve, lugar para el templo que quiso edificase Patricio, de su nombre.

6a. La causa por qué Dios escoja estos lugares más que otros ser alabado, él solo lo sabe.

6b. Lo que a nosotros conviene saber es que todo es para nuestro provecho y para oír nuestras oraciones en ellos y doquiera[1] que con entera fe lo rogáremos.

6c. Aunque en lo que están dedicados a su servicio hay mucha más ocasión de ser oídos en ellos, por tenerlos la iglesia señalados y dedicados para esto.



[1] Dondequiera. www.rae.es

martes, 29 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 41. Oración adulta, recia, constante y perseverante frente a la oración del "estar a gusto".

 


Capítulo 41. De algunos daños en que caen los que se dan al gusto sensible de las cosas y lugares devotos de la manera que se ha dicho.

1a. Muchos daños se le siguen al espiritual por quererse andar al sabor sensitivo acerca de las dichas cosas.

1b. Acerca del espíritu, nunca llegará al recogimiento interior del espíritu, que consiste en pasar de todo eso, y hacer olvidar al alma todos esos sabores sensibles, y entrar en lo vivo del recogimiento del alma, y adquirir las virtudes con fuerza.

1c. Cuanto a lo exterior, le causa no acomodarse a orar en todos los lugares, sino en los que son a su gusto.

1d. Muchas veces faltará a la oración, pues como dicen, no está hecho más que al libro de su aldea.

2a. Este apetito les causa muchas variedades[1].

2b. De estos son los que nunca perseveran en un lugar, ni a veces en un estado, sino que ahora los veréis en un lugar, ahora en otro; ahora tomar una ermita, ahora otra; ahora componer un oratorio, ahora otro.

2c. De estos también aquellos que se les acaba la vida en mudanzas de estados y modos de vivir.

2d. Como solo tienen aquel hervor y gozo sensible acerca de las cosas espirituales, y nunca se han hecho fuerza para llegar al recogimiento espiritual por negación de la voluntad y sujeción en sufrirse en desacomodamientos.

2e. Todas las veces que ven un lugar devoto a su parecer, o alguna manera de vida, o estado que cuadre con su condición e inclinación, luego se van con él y dejan el que tenían.

2f. Como se movieron por aquel gusto sensible, de aquí es presto[2] que buscan otra cosa, porque el gusto sensible no es constante, porque falta muy presto.



[1] Inconstancia, inestabilidad o mutabilidad de las cosas. www.rae.es

[2] Pronto, diligente, ligero en la ejecución de algo. www.rae.es

lunes, 28 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 40. Sobriedad del lugar, sobriedad interior, conciencia pura y voluntad entera para Dios.

 Capítulo 40. Que prosigue encaminando el espíritu al recogimiento interior acerca de lo dicho.

1a. La causa por qué algunos espirituales nunca acaban de entrar en los gozos verdaderos del espíritu es porque nunca acaban ellos de alzar el apetito del gozo de estas cosas exteriores y visibles.

1b. Aunque el lugar decente y delicado para oración es el templo y oratorio visible, y la imagen motivo, que no ha de ser de manera que se emplee el juego y sabor del alma en el templo visible y motivo.

1c. Y se olvide de orar en el templo vivo, que es el recogimiento interior del alma.

1d. 1 Corintios 3, 16: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?”.

1e. Juan 4, 24: “Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad”.

1f. A esta consideración nos envía la autoridad que habemos alegado de Cristo, es a saber, a los verdaderos adoradores conviene adorar en espíritu y verdad.

1g. Muy poco caso hace Dios de tus oratorios y lugares acomodados si, por tener el apetito y gusto asido a ellos, tienes algo menos de desnudez interior, que es la pobreza espiritual en negación de todas las cosas que puedes poseer.

2a. Debes para purgar la voluntad del gozo y apetito vano en esto y enderezarlo a Dios en tu oración.

2b. Solo mirar que tu conciencia es pura y tu voluntad entera en Dios, y la mente puesta de veras en él.

2c. Escoger el lugar más apartado y solitario que pudieres y convertir todo el gozo de la voluntad en invocar y glorificar a Dios.

2d. De esotros gustillos del exterior no hagas caso, antes los procures negar.

2e. Si se hace el alma al sabor de la devoción sensible, nunca atinará a pasar a la fuerza del deleite del espíritu, que se halla en la desnudez espiritual mediante el recogimiento interior.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 39. El lugar donde orar, siguiendo a Cristo quien subía a los montes a orar en soledad.

 


Capítulo 39. De cómo se han de usar de los oratorios y templos, encaminando el espíritu a Dios por ellos.

1a. Para encaminar a Dios el espíritu de este género, conviene advertir que a los principiantes bien se les permite y aun les conviene tener algún gusto o jugo sensible acerca de las imágenes, oratorios y otras cosas devotas visible.

1b. Aún no tienen destetado y desarrimado el paladar de las cosas del siglo.

1c. Con este gusto dejen el otro; como el niño que, por desembarazarle la mano de una cosa, se la ocupan con otra porque no llore dejándole las manos vacías.

1d. Para ir adelante se ha de desnudar el espiritual de todos los gustos y apetitos en que la voluntad puede gozarse.

1e. El puro espíritu muy poco se ata de estos objetos, sino solo en recogimiento interior y trato mental con Dios.

1f. Aunque se aprovecha de las imágenes y oratorios, es muy de paso, olvidado de todo los sensible.

2a. Aunque es mejor orar donde más decencia hubiere, con todo, aquel lugar se ha de escoger donde menos se embarace el sentido y el espíritu de ir a Dios.

2b. Nos conviene tomar aquello que responde nuestro Salvador a la mujer samaritana, cuando le preguntó que cuál era el más acomodado lugar para orar, el templo o el monte.

2c. Le respondió que no estaba la verdadera oración aneja al monte ni al templo, sin que los adoradores de que se agradaba el Padre son los que le adoran en espíritu y verdad.

2d. Juan 4, 23-24: “Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad.

2e. Aunque los templos y lugares apacibles son dedicados y acomodados a oración, aquel lugar se debe escoger que menos ocupe y lleve tras el sentido.

2f. No ha de ser lugar ameno y deleitable al sentido, como suelen procurar algunos, porque, en vez de recoger a Dios el espíritu, no pare en recreación y gusto y sabor del sentido.

2g. Es bueno lugar solitario y aun áspero, para que el espíritu sólida y derechamente suba a Dios, no impedido ni detenido en las cosas visibles.

2h. Nuestro salvador escogía lugares solitarios para orar.

2i.  Mateo 14, 23: “Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar”.

2j. Y aquellos que no ocupasen mucho los sentidos, para darnos ejemplo, sino que levantasen el alma a Dios, como eran los montes que se levantan de la tierra, y ordinariamente son pelados de sensitiva recreación.

2k. Lucas 6, 12: “En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios”.

3a. El verdadero espiritual nunca se ata ni mira en que lugar para orar sea de tal o tal comodidad, sino solo al recogimiento interior, escogiendo para esto el lugar más libre de objetos y jugos sensibles, para poder gozarse a solas de criaturas con su Dios.

3b. Es cosa notable ver algunos espirituales que todo se les va en componer oratorios y acomodar lugares agradables a su condición o inclinación; y del recogimiento interior hacen menos caudal y tienen muy poco de él.

3c. Si le tuviesen no podrían tener gusto a aquellos modos y maneras, antes les cansarían.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 38. Mordaz y con sentido común en la crítica a los oratorios o capillas privadas excesivamente recargadas de santos, ornamentación, etc.

 


38. Que prosigue en los bienes motivos. Dice de los oratorios y lugares dedicados a la oración.

1a. En estos accidentes de las imágenes puede tener el espiritual tanta imperfección, y por ventura más peligrosa, poniendo su gusto y gozo en ellas.

1b. Así, se engañan a veces harto, pensando que ya están llenos de devoción porque se siente tener el gusto en estas cosas santas.

2a. De aquí es, porque comencemos a tratar de los oratorios, que algunas personas no se hartan de añadir unas y otras imágenes a su oratorio a fin de que su oratorio esté bien adornado y parezca bien.

2b. A Dios no le quieren más así que así, más antes menos, pues el gusto que ponen en aquellos ornatos pintados quitan a lo vivo.

2c. Aunque es verdad que todo ornato y atavío y reverencia que se puede hacer a las imágenes es muy poco, por lo cual los que las tienen con poca decencia y reverencia son dignos de mucha reprehensión, junto con los que hacen algunas tan mal talladas, que antes quitan la devoción que la añaden.

2d. Habían de impedir a algunos oficiales que en esta arte son cortos y toscos.

2e. ¿Qué tiene esto que ver con la propiedad y asimiento y apetito que tú tienes en estos ornatos y atavíos exteriores, cuando de tal manera te engolfan el sentido, que te impiden mucho el corazón de ir a Dios y amarle y olvidarte de todas las cosas con su amor?

2f. Si a esto faltas, por esotro, no solo no te lo agradecerá, mas te castigará, por no haber buscado en todas las cosas su gusto más que el tuyo.

2g. Lo cual podrás entender bien en aquella fiesta que hicieron a su majestad cuando entró en Jerusalén, recibiéndole con tantos cantares y ramos.

2h. Mateo 21, 8-9: “La multitud alfombró el camino con mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”.

2i. Y lloraba el Señor.

2j. Lucas 19, 41: “Al acercarse y ver la ciudad, lloró sobre ella”.

2k. Porque, teniendo ellos su corazón muy lejos de él, le hacían pago con aquellas señales y ornatos exteriores.

2l. Más se hacían fiestas a sí mismos que a Dios, como acaece a muchos el día de hoy, que, cuando hay alguna solemne fiesta en alguna parte, más se suelen alegrar por lo que ellos se han de holgar[1] en ella, ahora por ver o ser vistos, ahora por comer, ahora por otros sus respectos, que por agradar a Dios.

2m. En las cuales inclinaciones e intenciones ningún gusto dan a Dios, mayormente los mismos que celebran las fiestas cuando inventan para interponer en ellas cosas ridículas e indevotas para incitar a risa la gente, con que más se distraen.

2n. Otros ponen cosas que agraden más a la gente que la muevan a devoción.

3a. ¿Qué diré de otros intentos que tienen algunos de intereses en las fiestas que celebran?

3b. Tienen más el ojo y codicia a esto que al servicio de Dios, ellos se lo saben, y Dios, que lo ve.

3c. Por lo que su gusto o el de los hombres hacen, no lo toma Dios a su cuenta, antes muchos se estarán holgando de lo que comunican en las fiestas de Dios.

3d. Dios se estará con ellos enojando; como hizo con los hijos de Israel cuando hacían fiesta cantando y bailando a su ídolo, pensando que hacían fiesta a Dios, de los cuales mató muchos millares (Éxodo 32, 7-28).

3e. Éxodo 32, 19: “Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, encendido en ira, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña”.

3f. Como los sacerdotes Nadab y Abiú, hijos de Aarón, a quien mató Dios con los incensarios en las manos porque ofrecían fuego ajeno.

3g. Levítico 10, 1-2: “Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, les pusieron fuego, les echaron incienso y ofrecieron ante el Señor un fuego profano, que él no les había mandado. Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los devoró y murieron en presencia del Señor”.

3h. O, como el que entró en las bodas mal ataviado y compuesto, al cual mandó el rey echar en las tinieblas exteriores, atado de pies y manos.

3i. Mateo 22, 12-13: “Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?. El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores: Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

3j. En lo cual se conoce cuán mal sufre Dios en las juntas que se hacen para su servicio estos desacatos.

3k. ¡Cuántas fiestas, Dios mío, os hacen los hijos de los hombres en que se lleva más el demonio que Vos!

3l. Y el demonio gusta de ellas, porque en ellas, como el tratante, hace él su feria.

3m. ¡Y cuántas veces diréis Vos en ellas:

3n: Mateo 14, 8: Este pueblo con los labios me honra solo, mas su corazón está lejos de mí, porque me sirven sin causa.

3ñ. No sirviéndole solo por quien él es, es servirle sin causa final de Dios.

4a. Volviendo a los oratorios, digo que algunas personas los atavían más por su gusto que por el de Dios.

4b. Algunos hacen tan poco caso de la devoción de ellos, que no los tienen en más que sus camariles profanos, y aun algunos no en tanto, pues tienen más gusto en lo profano que en lo divino.

5a. Muchos de estos de tal manera dan en tener asido el apetito y gusto a su oratorio y ornato de él, que todo lo que habían de emplear en oración de Dios y recogimiento interior se les va en esto.

5b. No echan de ver que, no ordenando esto para el recogimiento interior y paz del alma, se distraen tanto en ello como en las demás cosas.

5c. Se inquietarán en el tal gusto a cada paso, y más si se lo quisieren quitar.



[1] holgar: divertirse, entretenerse a gusto.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 37. El misterio del demonio vestido de ángel de luz. Cuando las experiencias sobrenaturales no son obra de Dios.

 


Capítulo 37. De cómo se ha de encaminar a Dios el gozo de la voluntad por el objeto de las imágenes, de manera que no yerre ni se le impida por ellas.

1a.Así como las imágenes son de gran provecho para acordarse de Dios y de los santos y mover la voluntad a devoción usando de ellas por vía ordinaria, como conviene.

1b. Así también serán para errar mucho si, cuando acaecen cosas sobrenaturales acerca de ellas, no supiese el alma haberse como conviene para ir a Dios.

1c. Uno de los medios con que el demonio coge a las almas incautas con facilidad y las impide el camino de la verdad, es por cosas sobrenaturales y extraordinarias, de que hace muestra por las imágenes.

1d. Ahora en las materiales y corpóreas que usa la Iglesia.

1e. Ahora en las que él suele fijar en la fantasía debajo de tal o tal santo o imagen suya, transfigurándose en ángel de luz para engañar.

1f. 2 Corintios 11, 14: “Y no hay por qué extrañarse, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz”.

1g. El astuto demonio se procura disimular para cogernos más incautos.

1h. El alma buena siempre en lo bueno se ha de recelar más, porque lo malo ello trae consigo el demonio de sí.

2a. Para evitar todos los daños que el alma puede tocar en este caso, que son:

2b. Ser impedida de volar a Dios.

2c. Ser engañado natural o sobrenaturalmente por ellas.

2d. Y para purificar el gozo de la voluntad en ellas y enderezar por ellas el alma a Dios, sola una advertencia quiero poner que bastará para todo.

2e. Las imágenes nos sirven para motivo de las cosas invisibles, que en ellas solamente procuremos el motivo y afección y gozo de la voluntad en lo vivo que representan.

2d. Tenga el fiel este cuidado, que en viendo la imagen no quiera embeber el sentido de ella.

2c. No repare más en ella, sino luego levante de ahí la mente a lo que representa, poniendo el jugo y gozo de la voluntad en Dios con la oración y devoción de su espíritu, o en el santo que invoca.

2d. Lo que se ha de llevar lo vivo y el espíritu no se lo lleve lo pintado y el sentido.

2e. De esta manera no será engañado, porque no hará caso de lo que la imagen le dijere, ni ocupará el sentido ni el espíritu que no vaya libremente a Dios, no pondrá más confianza en una imagen que en otra.

2f. La que sobrenaturalmente le diese devoción, se la dará copiosamente, pues que luego va a Dios con el afecto.

2g. Dios, siempre que hace esas y otras mercedes, las hace inclinando el afecto del gozo de la voluntad a lo invisible.

2h. Así quiere que lo hagamos, aniquilando la fuerza y jugo de las potencias acerca de todas las cosas visibles y sensibles.

martes, 22 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 36. No es la imagen la que conduce a Dios a obrar sino la fe y oración con que se ora ante ella.

 

Capítulo 36. En que prosigue de las imágenes, y dice de la ignorancia que acerca de ellas tienen algunas personas.

1a. Mucho había de decir de la rudeza que muchas personas tienen acerca de las imágenes; porque llega la bobería a tanto, que algunas ponen más confianza en unas imágenes que en otras, entendiendo que les oirá Dios más por ésta que por aquella.

1b. Representando ambas una misma cosa, como dos de Cristo o dos de nuestra Señora.

1c. Esto es porque tiene más afición a la una hechura que a la otra, en lo cual va envuelta gran rudeza acerca del trato con Dios y culto y honra que se le debe, el cual sólo mira la fe y pureza de corazón del que ora.

1d. Porque el hacer Dios a veces más mercedes por medio de una imagen que de otra no es porque haya más en una que en otra, sino porque las personas despiertan más su devoción por medio de una que de otra.

1e. Si la misma devoción tuviesen por la una que por la otra, y aun sin la una y sin la otra, las mismas mercedes recibirían de Dios.

2a. La causa por qué Dios despierta milagros y hace mercedes por medio de algunas imágenes más que por otras, no es para que estimen más aquellas que las otras, sino que para que con aquella novedad se despierte más la devoción dormida y afecto de los fieles a la oración.

2b. De aquí es que, como entonces y por medio de aquella imagen se enciende la devoción y se continua la oración, entonces, y por medio de aquella imagen, por la oración y afecto continúe Dios las mercedes y milagros en aquella imagen.

2c. No los hace Dios por la imagen, pues en sí no es más que pintura, sino por la devoción y fe que se tiene con el santo que representan.

2d. Si la misma devoción tuvieses tú y fe en nuestra Señora delante de esta su imagen que delante de aquella las mismas mercedes recibirías.

2e. Por experiencia se ve que, si Dios hace algunas mercedes y obra milagros, ordinariamente los hace por medio de algunas imágenes no muy bien talladas ni curiosamente pintadas o figuradas, porque los fieles no atribuyan algo de esto a la figura o pintura.

3a. Muchas veces suele nuestro Señor obrar estas mercedes por medio de aquellas imágenes que están más apartadas y solitarias.

3b. Porque con aquel movimiento de ir a ellas crezca más el afecto y sea más intenso el acto.

3c. Porque se aparten del ruido y gente a orar, como hacía el Señor.

3d. Mateo 14, 23: “Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo”.

3e. Lucas 6, 12: En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.

3f. El que hace la romería, hace bien en hacerla cuando no va otra gente, aunque sea tiempo extraordinario.

3g. Cuando va mucha turba, nunca yo se lo aconsejaría, porque, ordinariamente, vuelven más distraídos que fueron.

3h. Muchos las toman y hacen más por recreación que por devoción.

3i. Como haya devoción y fe cualquiera imagen bastara.

3j. Mas si no la hay, ninguna bastará.

3k. Que harta viva imagen era nuestro Salvador en el mundo y, con todo, los que no tenían fe, aunque andaban con él y veían sus obras maravillosas, no se aprovechaban.

3l. Esa es la causa por qué en su tierra no hacía muchas virtudes.

3m. Mateo 13, 58: ¡Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: “Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta”. Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.

4a. Algunos efectos sobrenaturales que causan a veces algunas imágenes en personas particulares.

4b. A algunas imágenes da Dios espíritu particular en ellas, de manera que queda fijada en la mente la figura de la imagen y devoción que causó, trayéndola como presente.

4c. Cuando de repente de ella se acuerda, le hace el mismo espíritu que cuando lo vio.

4d. Y en otra imagen, aunque sea de más perfecta hechura, no hallará aquel espíritu.

5a. Muchas personas tienen devoción más en una hechura que en otra, y en algunas no será más que afición y gusto natural, así como a uno contentará más un rostro de una persona que de otra, y se aficionará más a ella naturalmente.

5b. Y la traerá más presente en su imaginación, aunque no sea tan hermosa como la otra, porque se inclina su natural a aquella manera de forma y figura.

5c. Así pensarán algunas personas que la afición que tienen a tal o tal imagen es devoción, y no será quizá más que afición y gusto natural.

5d. Otras veces acaece que, mirando una imagen, lka vea moverse, o hacer semblantes y muestras, y dar a entender cosas, o hablar.

5e. Esta manera y la de los afectos sobrenaturales que aquí decimos de las imágenes, aunque es verdad que muchas veces son verdaderos afectos y buenos, causando Dios aquello, o para aumentar la devoción, o para que el alma tenga algún arrimo a que ande asida por ser algo flaca y no se distraiga, muchas veces lo hace el demonio para engañar y dañar.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 35. Sobriedad en las imágenes, medios, no fines, para el encuentro con Dios.

 


Capítulo 35. De los bienes espirituales sabrosos que distintamente pueden caer en la voluntad. Dice de cuantas maneras sean.

1a. A cuatro géneros de bienes podemos reducir todos los que distintamente pueden dar gozo a la voluntad.

1b. A saber: motivos, provocativos, directivos y perfectivos.

1c. De los motivos son: imágenes y retratos de santos, oratorios y ceremonias.

2a. Cuanto toca a las imágenes y retratos, puede haber mucha vanidad y gozo vano.

2b. Siendo ellas tan importantes para el culto divino y tan necesarias para mover la voluntad a devoción, como la aprobación y uso que tiene de ellas nuestra madre la Iglesia nuestra.

2c. Conviene que nos aprovechemos de ellas para despertar nuestra tibieza.

2d. Hay muchas personas que ponen su gozo más en la pintura y ornato de ellas que no en lo que representan.

3a. El uso de las imágenes para dos principales fines les ordenó la Iglesia.

3b. Para reverenciar a los santos en ellas.

3c. Para mover la voluntad y despertar la devoción por ellas a ellos.

3d. Y cuanto sirven de esto son provechosas y el uso de ellas necesario.

3e. Las que más mueven la voluntad a devoción se han de escoger, poniendo los ojos en esto más que en el valor y curiosidad de la hechura y ornato.

3f. Hay algunas personas que miran más en la curiosidad de la imagen y valor de ellas que en lo que representa.

3g. La devoción interior, que espiritualmente han de enderezar al santo invisible, la emplean en el ornato y curiosidad exterior.

3h. Lo cual totalmente impide el verdadero espíritu, que requiere aniquilación del afecto en todas las cosas particulares.

4a. Esto se verá bien por el uso abominable que en nuestros tiempos usan algunas personas que, no teniendo ellas aborrecido el traje vano del mundo, adornan a las imágenes con el traje que la gente vana por tiempo va inventando para cumplimiento de sus pasatiempos y vanidades.

4b. Del traje que en ellas es reprehendido visten las imágenes, cosa que a ellas fue tan aborrecible, y lo es.

4c. Procurando en esto el demonio y ellos en él canonizar sus vanidades, poniéndolas en los santos, no sin agraviarles mucho.

4d. De esta manera la honesta y grave devoción del alma ya se les queda en poco más que en ornato de muñecas, no sirviéndose algunos de las imágenes más que de unos ídolos en que tienen puesto su gozo.

4e. Veréis algunas personas que no se hartan de añadir imagen a imagen de suerte que deleite al sentido; y la devoción del corazón es muy poca.

4f. Como Mica en sus ídolos o como Labán, que el uno salió de su casa dando voces porque se los llevaban.

4g. Jueces 18, 24: “Respondió: Me habéis quitado los dioses que me había hecho y al sacerdote y os marcháis. ¿Qué me queda? ¿Cómo podéis decirme qué te pasa?”

4h. Y el otro, habiendo ido mucho camino y muy enojado por ellos, trastornó todas las alhajas de Jacob, buscándoles.

4i. Génesis 31, 34: “Entretanto Raquel había tomado los amuletos, los había colocado en la silla del camello y se había sentado encima. Labán registró toda la tienda, sin encontrar nada.

5a. La persona devota de veras en lo invisible principalmente pone su devoción, y pocas imágenes ha menester y de pocas usa, y de aquellas que más se conforman con lo divino que con lo humano, conformándolos a ellas y en sí en ellas con el traje del otro siglo y su condición, y no con este.

5b. No solamente no le mueve el apetito la figura de este siglo, pero aun no se acuerda por ella de él, teniendo delante los ojos cosa que a él se parezca.

5c. Ni en esas de que se usa tiene asido el corazón, porque, si se las quitan, se pena muy poco, porque la viva imagen busca dentro de sí, que es Cristo crucificado.

5d. En el cual antes gusta de que todo se lo quiten y que todo le falte.

5e. Hasta los motivos y medios que llegan más a Dios, quitándoselos, queda quieto.

5f. Mayor perfección del alma es estar con tranquilidad y gozo en la privación de estos motivos que en la posesión con apetito y asimiento de ellos.

5g. Aunque es bueno gustar de tener aquellas imágenes que ayuden al alma a más devoción, pero no es perfección estar tan asida a ellas, de manera que, si se las quitaren, se entristezca.

6a. Cuanto más asida con propiedad estuviere a la imagen o motivo, tanto menos subirá a Dios su devoción y oración.

7a. Ya que en esto de las imágenes tengas alguna réplica a lo menos no la podrás tener en la imperfección que comúnmente tienen en los rosarios; pues apenas hallarás quien no tenga alguna flaqueza en ellos, queriendo que sea de esta hechura más que de aquella, o de este color y metal más que aquel, o de este ornato o de estotro.

7b. No importando más el uno que el otro para que Dios oiga mejor lo que se reza por éste que por aquél.

7c. No antes aquella oración que va con sencillo y verdadero corazón, no mirando más que agradar a Dios.

7d. No dándose nada más por este rosario que por aquel, si no fuese de indulgencias.

8a. Es nuestra vana codicia de suerte y condición, que en todas las cosas quiere hacer asiento; y es como la carcoma, que roe lo sano y en las cosas buenas y malas hace su oficio.

8b. ¿Qué otra cosa es gustar tú de traer el rosario curioso y querer qué sea antes de esta manera que de aquella, sino tener puesto tu gozo en el instrumento y querer escoger antes esta imagen que la otra, no mirando si te despertará más amor, sino en si es más preciosa y curiosa?

8c. Si tú empleases el apetito y gozo solo en amar a Dios, no se te daría nada por eso ni por esotro.

8d. Es lástima ver algunas personas espirituales tan asidas al modo y hechura de estos instrumentos, teniendo en ellos el asimiento y propiedad que en otras alhajas temporales.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 34. Vacío de sí mismo.

 


Capítulo 34. De los bienes espirituales que distintamente pueden caer en el entendimiento y memoria. Dice cómo se ha de haber la voluntad acerca del gozo de ellos.

1a. Allí [segundo y tercer libro] se dijo de la manera que aquellas dos potencias les convenía haberse acerca de ellas para encaminarse a la divina unión y de la misma manera le conviene a la voluntad haberse en el gozo acerca de ellas, no es necesario referirlas aquí.

1b. Donde quiera que aquellas potencias se vacíen de tales y tales aprehensiones, se entienda también que la voluntad se ha de vacíar del gozo de ellas.

1c. El entendimiento y las demás potencias no pueden admitir ni negar nada sin que venga en ello la voluntad.

1d. La misma doctrina que sirve para lo uno servirá también para el lo otro.

2. En todos aquellos daños caerá si no se sabe enderezar a Dios.

martes, 15 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 33. La oración es el camino ascendente por el angosto estipes (palo vertical) para alcanzar el patíbulum (travesaño horizontal), abrazados al Amor alcanzar compartir con Él el Reino, la eternidad.

 


Capítulo 33. En que se comienza a tratar del sexto género de bienes de que se puede gozar la voluntad. Dice cuáles sean y hace la primera división de ellos.

1a. Encaminar el espíritu por los bienes espirituales hasta la divina unión del alma con Dios.

1b. Este sexto género son los que más sirven para este negocio.

1c. Convendría que, así yo como el lector, pongamos aquí con particular advertencia nuestra consideración.

1d. Es cosa tan cierta y ordinaria, por el poco saber de algunos, servirse de las cosas espirituales solo para el sentido, dejando el espíritu vacío.

1e. Apenas habrá a quien el jugo sensual no estrague[1] buena parte del espíritu, bebiéndose el agua antes que llegue el espíritu, dejándole seco y vacío.

2. Por vienes espirituales entiendo todos aquellos que mueven y ayudan para las cosas divinas y el trato del alma con Dios, y las comunicaciones de Dios con el alma.

3a. Los bienes espirituales son en dos maneras: unos, sabrosos y otros penosos. Y cada uno de estos géneros es también en dos maneras.

3b. Los sabrosos, unos son de cosas claras que distintamente se entienden, y otros, de cosas que no se entienden clara ni distintamente.

3c. Los penosos, también algunos son de cosas claras y distintas, y otros de cosas confusas y oscuras.

4a. Todos estos podemos distinguir según las potencias del alma.

4b. Unos, por cuanto son inteligencias, pertenecen al entendimiento.

4c. Otros, por cuanto son afecciones pertenecen a la voluntad.

4d. Otros, por cuanto son imaginarios, pertenecen a la memoria.

5a. Los bienes penosos pertenecen a la noche pasiva.

5b. Los sabrosos que decimos ser de cosas confusas y no distintas para tratar a la postre[2], por cuanto pertenecen a la noticia general, confusa, amorosa, en que se hace la unión del alma con Dios, la cual dejamos en el libro segundo, difiriéndolo para tratar a la postre.



[1] Del latín vulgar “stragare”, asolar, devastar. Viciar (dañar física o moralmente). www.rae.es

[2] Lo mismo que postrero. Postrero: lo que es último en el orden. Diccionario de Autoridades. Tomo V (1737). www.rae.es

lunes, 14 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 32. Solo Dios , despojados de todo gozo interior. Orar es estar.

 


Capítulo 32. De dos provechos que se sacan en la negación del gozo acerca de las gracias sobrenaturales.

1a. El primero es engrandecer y ensalzar a Dios.

1b. El segundo es ensalzarse el alma a sí misma.

1c. De dos maneras es Dios ensalzado en el alma.

1d. La primera es apartando el corazón y gozo de la voluntad de todo lo que no es Dios, para ponerlo en él solamente.

1e. Salmo 67, 7: Allegarse ha el hombre al corazón alto, y será Dios ensalzado.

1f. Levantando el corazón sobre todas las cosas, se ensalza en el alma sobre todas ellas.

2a. De esta manera le pone en Dios solamente, se ensalza y engrandece Dios.

2b. En este levantamiento de gozo en él le da Dios testimonio de quien él es.

2c. Lo cual no se hace sin vaciar el gozo y consuelo de la voluntad acerca de todas las cosas.

2d. Salmo 45, 11: Vacad, y ved que yo soy Dios.

2e. Salmo 45, 11: “Rendíos, reconoced que yo soy Dios / más alto que los pueblos, / más alto que la tierra”.

2f. Salmo 62, 3: En tierra desierta, seca y sin camino, parecí delante de ti, para ver la virtud.

2g. Se ensalza Dios poniendo el gozo en él, apartado de todas las cosas, mucho más se ensalza apartándole de estas más maravillosas para ponerle solo en él.

2h. Dejándolas atrás por poner el gozo solo en Dios, es atribuir mayor gloria y excelencia a Dios que a ellas.

2i. Cuanto uno más y mayores cosas desprecia por otro, tanto más le estima y engrandece.

3a. Cuanto Dios es más creído y servido sin testimonios y señales, tanto más es del alma ensalzado.

3b. Pues cree de Dios más que las señales y milagros le pueden dar a entender.

4a. El segundo provecho es porque apartando la voluntad de todos los testimonios y señales aparentes, se ensalza en fe muy pura.

4b. La cual le infunde y aumenta Dios con mucha más intensión[1].

4c. Juntamente le aumenta las otras dos virtudes teologales, que son caridad y esperanza.

4d. Goza de divinas y altísimas noticias por medio del oscuro y desnudo hábito de la fe.

4e. De grande deleite por medio de la caridad, con que no se goza en otra cosa que en Dios vivo.

4f. De satisfacción en la memoria por medio de la esperanza.

4g. Todo lo cual es un admirable provecho que esencial y derechamente importa para la unión perfecta del alma con Dios.



[1] Intensidad. www.rae.es

lunes, 7 de diciembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 31. Sobre los milagros.

 

Capítulo 31. De los daños que se siguen al alma de poner el gozo de la voluntad en este género de bienes.

1. Tres daños principales me parece que se pueden seguir al alma de poner el gozo en los bienes sobrenaturales: engañar y ser engañada, detrimento en el alma acerca de la fe, vanagloria o alguna vanidad.

2a. A lo primero, es cosa muy fácil engañar a los demás y engañarse a sí mismo gozándose de esta manera de obras.

2b. Para conocer estas obras, cuáles sean falsas y cuáles verdaderas, y cómo y a qué tiempo se han de ejercitar, es menester mucho aviso y mucha luz de Dios.

2c. Lo uno y lo otro impide mucho el gozo y la estimación de estas obras.

2c. El gozo embota y oscurece el juicio.

2d. Con el gozo de aquello no solo se codicia el hombre a creerlo más presto, más aún es más empujado a que se obre sin tiempo.

2e. Dado caso que las virtudes y obras ejercitadas sean verdaderas, bastan estos dos defectos para engañarse muchas veces en ellas.

2f. O no entendiéndolas como se han de entender o no aprovechándose de ellas y usándolas como y cuando es más conveniente.

2g. Como se lee que quería hacer Balaán cuando, contra la voluntad de Dios, se determinó de ir a maldecir al pueblo de Israel; por lo cual, enojándose Dios, le quería matar.

2h. Números 22, 22-23: “Cuando iba, se encendió la ira de Dios y el ángel del Señor se plantó en el camino cerrándole el paso. Él iba montado en la burra y sus dos muchachos lo acompañaban. La burra vio al ángel del Señor plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano, y se apartó del camino y se fue a campo traviesa. Balán pegó a la burra para que volviera al camino”.

2i. Y Santiago y san Juan querían hacer bajar el fuego sobre los samaritanos, porque no daban posada a nuestro Salvador; a los cuales él reprehendió por ello.

2j. Lucas 9, 54-55: “Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y que acabe con ellos? Él se volvió y los regañó.

3a. Se ve claro cómo a estos les hacía determinar y hacer obras alguna pasión de imperfección, envuelta en gozo y estimación de ellas, cuando no convenía.

3b. Por eso se quejaba Dios de ciertos profetas por Jeremías, diciendo:

3c. Jeremías 23, 21: No enviaba yo a los profetas, y ellos corrían; no los hablaba yo, y ellos profetizaban.

3d. Jeremías 23, 21: “Yo no envié a esos profetas, / pero ellos corrían; / no les comuniqué mi palabra, / pero ellos profetizaban”.

3e. Jeremías 23, 32: Engañaron a mi pueblo con mentira y con sus milagros, como yo no se lo hubiese mandado, ni enviándolos.

3f. Jeremías 23, 32: “Aquí estoy yo contra los profetas que tienen falsos sueños y los cuentan – oráculo del Señor –, extraviando así a mi pueblo con sus mentiras y pretensiones. Y resulta que no los envié ni les di orden alguna. Por eso, no pueden servir de provechos a este pueblo – oráculo del Señor –.

3g. Jeremías 23, 26: Ven visiones de su corazón y que esas dicen.

3h. Jeremías 23, 26: “¿Hasta cuando durará esto? La mente de los profetas está repleta de falsedades, todo producto de su fantasía.

3i. Lo cual no pasará así si ellos no tuvieran esta abominable propiedad en estas obras.

4a. El daño de este gozo no solamente llega a usar inicua y perversamente de estas gracias que da Dios, como Balaán y los que aquí dice que hacían milagros con que engañaban al pueblo.

4b. Hasta usarlas sin habérselas Dios dado; como estos que profetizaban sus antojos y publicaban las visiones que ellos componían o las que el demonio les representaba.

4c. Como el demonio los ve aficionados a estas cosas, dales en esto largo campo y muchas materias, entrometiéndose de muchas maneras, y con esto tienden ellos las velas y cobran desvergonzada osadía, alargándose en estas prodigiosas obras.

5a. A tanto hace llegar el gozo de estas obras la codicia de ellas, que hace que, si los tales tenían antes pacto oculto con el demonio porque mu9chos de estos por este oculto pacto obran estas cosas, ya vengan a atreverse a hacer con él pacto expreso y manifiesto, sujetándose, por concierto, por discípulos al demonio y allegados suyos.

5b. De aquí salen los hechiceros, los encantadores, los mágicos, aríolos[1] y brujos.

5c. Tanto mal llega el gozo de estos sobre estas obras, que no solo llega a querer comprar los dones y gracias por dinero, como quería Simón Mago, para servir al demonio.

5d. Hechos 8, 18: “Al ver Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se confería el Espíritu, les ofreció dinero”.

5e. Procuran haber las cosas sagradas y aun lo que no se puede decir sin temblar, las divinas, como ya se ha visto haber sido usurpado el tremendo cuerpo de nuestro Señor Jesucristo para uso de sus maldades y abominaciones.

5f. ¡Alargue y muestre Dios aquí su misericordia grande!

6a. Cuan perniciosos sean estos para sí y perjudiciales para la Cristiandad, cada uno bien claramente podrá entenderlo.

6b. Todos aquellos magos y aríolos que había entre los hijos de Israel, a los cuales Saúl destruyó de la tierra por querer imitar a los verdaderos profetas de Dios, habían dado en tantas abominaciones y engaños.

6c. 1 Samuel 28, 3: “Samuel había muerto, todo Israel había hecho duelo por él y le habían enterrado en su ciudad de Ramá. Saúl había expulsado del país a los nigromantes[2] y a los adivinos”.

7a. Debe, el que tuviere la gracia y don sobrenatural, apartar la codicia y gozo del ejercicio de él, descuidando en obrarle[3].

7b. Dios, que se le da sobrenaturalmente para utilidad de su Iglesia y de sus miembros, le moverá también sobrenaturalmente cómo y cuándo le deba ejercitar.

7c. Pues mandaba a sus fieles que no tuviesen cuidado de lo que habían de hablar, ni cómo lo habían de hablar también querrá que se aguarde el hombre a que Dios sea el obrero, moviendo el corazón.

7d. Mateo 10, 19: “Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir”.

7e. En su virtud se ha de obrar toda virtud.

7f. Salmo 59, 15: “Vuelven al atardecer / ladrando como perros, / merodean por la ciudad.

7g. Por eso los discípulos en los Actos de los apóstoles, aunque les habían infundido estas gracias y dones, hicieron oración a Dios, rogándoles que fuese servido de extender su mano en hacer tales señales y obras y sanidades por ellos, para introducir en los corazones la fe de nuestro Señor Jesucristo.

7h. Hechos de los Apóstoles 4, 29-30: “Ahora Señor fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús”.

8a. El segundo daño es detrimento acerca de la fe. El cual puede ser de dos maneras:

8b. La primera, acerca de los otros. Poniéndose ha hacer la maravilla o virtud sin tiempo y necesidad, demás que es tentar a Dios, que es gran pecado, podrá ser no salir con ella y engendra en los corazones menos crédito y desprecio de la fe.

8c. Aunque algunas veces salgan con ello, como la hechicera de Saúl, no dejan de errar ellos y ser culpables por usar de estas gracias cuando no conviene.

8d. 1 Samuel 28, 12: “Cuando la mujer vio a Samuel, lanzó un grito. Y dijo a Saúl: - ¿por qué me has engañado? Tú eres Saúl.

8e. La segunda manera puede recibir detrimento[4] acerca del mérito de la fe.

8f. Haciendo él mucho caso de estos milagros se desarrima mucho del hábito sustancial de la fe, la cual es hábito oscuro.

8g. Donde más señales y testimonios concurren, menos merecimiento hay en creer.

8h. San Gregorio dice que no tiene merecimiento cuando la razón humana la experimenta.

8i. Estas maravillas nunca Dios las obra, sino cuando meramente son necesarias para creer.

8j. Porque sus discípulos no careciesen del mérito si tomara experiéncia de su resurrección, antes que se les mostrase, hizo muchas cosas para que sin verle le creyesen.

8k. A María Magdalena (Mateo 28, 1-8) primero le mostró vacío el sepulcro y después que se lo dijesen los ángeles.

8l. La fe es por el oído y oyéndolo, lo creyese primero que lo viese.

8m. Romanos 10, 17: “Así pues la fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo”.

8n. Aunque le vio fue como hombre común para acabarla de instruir en la creencia que le faltaba con el calor de su presencia (Juan 20, 11-18).

8ñ. A los discípulos primero se leo envió a decir con las mujeres, después fueron a ver el sepulcro (Jn 20, 1-10).

8o. Los que iban a Emaús primero les inflamó el corazón en fe que le viesen, yendo disimulado con ellos.

8p. Lucas 24, 15: “Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos”.

8q. Finalmente, después los reprendió a todos porque no habían creído a los que les habían dicho su resurrección.

8r. A santo Tomás porque quiso tomar experiencia en sus llagas, cuando le dijo que eran bienaventurados los que no viéndole le creían.

8s. Juan 20, 20: “Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”.

9a. No es condición de Dios que se hagan milagros.

9b. Cuando los hace, a más no poder los hace.

9c. Por eso reprendía a los fariseos porque no daban crédito a sus señales, diciendo:

9d. Juan 4, 48: Si no viéredes prodigios y señales, no creéis.

9e. Pierden mucho acerca de la fe los que aman gozarse en estas obras sobrenaturales.

10a. El tercer daño es que comúnmente por el gozo de estas obras caen en vanagloria o en alguna vanidad.

10b. Aun el mismo gozo de estas maravillas en Dios y para Dios es vanidad.

10c. Lo cual se ve en haber reprendido nuestro Señor a los discípulos por haberse gozado de que se les sujetaban los demonios, el cual gozo, si no fuera vano, no los reprendería.

10d. Lucas 10, 20: “Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo”.



[1] Vidente, chaman, brujo. www.definiciona.com

[2] Nigromancia: adivinación mediante la invocación de los muertos. www.rae.es

[3] Obrar: ejecutar o practicar algo no material. www.rae.es

[4] Detrimento: deterioro, daño o perjuicio. www.rae.es

Llama de amor viva. Canción 1, 23. Encuentro entre dos desiguales: Dios inmenso y el alma estrecha, amargura hasta hallar el deleite divino.

  23a. Esta llama de suyo en extremo es amorosa, y tierna y amorosamente embiste en la voluntad. 23b. Y la voluntad de suyo es seca y dura...