7a.¡Oh,
pues, alma hermosísima entre todas las criaturas, que tanto deseas saber el
lugar donde está tu Amado, para buscarle y unirte con él!
7b. Ya
se te dice que tú misma eres el aposento donde él mora y el retrete
y escondrijo donde está escondido.
7c. Que
es cosa de grande contentamiento y alegría para ti ver que todo tu bien y
esperanza está tan cerca de ti, que esté en ti, o, por mejor decir, tú no puedas
estar sin él.
7d. Cata,
dice el esposo, que el reino de Dios está dentro de vosotros.
7e.
Lucas 17, 21: “Ni dirán: Está aquí o Está allí; no vayáis ni corráis detrás.
7f. Y
su siervo el apóstol san Pablo:
7g. 2
Corintios 6, 10: Vosotros sois templo de Dios.
8a.
Grande contento es para el alma entender que nunca Dios falta del alma, aunque
esté en pecado moral. ¡cuánto menos de la que está en gracia!
8b. ¿Qué
más quieres, ¡oh alma!, y qué más buscas fuera de ti, pues dentro de ti tienes tus
riquezas, tus deleites, tu satisfacción, tu hartura y tu reino, que es tu Amado,
a quien desea y busca tu alma?
8c.
Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca.
8d. Ahí
le desea, ahí le adora, y no le vayas a buscar fuera de ti porque te distraerás
y cansarás y no le hallarás ni gozarás más cierto, ni más presto, ni más cerca
que dentro de ti.
8e.
Solo hay una cosa, que, aunque está dentro de ti, está escondido.
8f.
Gran cosa es saber el lugar donde está escondido para buscarle allí a lo
cierto.
8g. Y
esto es lo que tú también aquí, alma, pides cuando con afecto de amor dices: “¿A
dónde te escondiste?
9a.
Pero todavía dices: puesto está en mí el que ama mi alma, ¿cómo no le hallo ni
le siento?
9b. La
causa es porque está escondido, y tú no te escondes también para hallarle y
sentirle.
9c. El
que ha de hallar una cosa escondida, tan a lo escondido y hasta lo escondido
donde ella está ha de entrar, y, cuando la halla, él también está escondido como
ella.
9d.
Como quiera, pues, que tu Esposo amado es el tesoro escondido en el campo de tu
alma, por el cual el sabio mercader dio todas sus cosas.
9e.
Mateo 13,44: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el
campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a
vender todo lo que tiene y compra el campo”.
9f.
Convendría que para que tú le halles, olvidadas todas las tuyas y alejándote de
todas las criaturas, te escondas en tu retrete interior del espíritu.
9g.
Mateo 6, 6: Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y
ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo
recompensará.
9h. Y
así, quedando escondida con él, entonces le sentirás en escondido, y le amarás
y gozarás en escondido, y te deleitarás en escondido con él, es a saber, sobre
todo lo que alcanza la lengua y sentido.
10a.
¡Ea, pues alma hermosa!, pues ya sabes que en tu seno tu deseado Amado mora
escondido, procura estar con él bien escondida, y en tu seno le abrazarás y
sentirás con afección de amor.
10b.
Mira que ese escondido te llama él por Isaías, diciendo:
10c.
Isaías 26, 20: Anda, entra en tus retretes, cierra tus puertas sobre ti.
10d.
Isaías 26, 20: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra la puerta
detrás de ti; escóndete un breve instante mientras pasa la ira”.
10e.
Esto es, todas tus potencias a todas las criaturas.
10f.
Escóndete un poco hasta un momento, esto es, por este momento de vida temporal.
10g. Si
en esta brevedad de vida guardares, ¡oh alma!, con toda guarda tu corazón.
10h.
Proverbios 4, 23: “Sobre todo, vigila tus intenciones, pues de ellas brota la
vida!”.
10i.
Sin duda ninguna te dará Dios lo que adelante dice Dios también por Isaías,
diciendo:
10j.
Isaías 45, 3: Daréte los tesoros escondidos, y descubrirte he la sustancia y misterios
de los secretos.
10k.
Isaías 45, 3: “Te daré los tesoros ocultos, las riquezas escondidas, para que
sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llamo por tu nombre”.
10l. La
cual sustancia de los secretos es el mismo Dios, porque Dios es la sustancia de
la fe y el concepto de ella.
10m. Y
la fe es el secreto y el misterio.
10n.
Cuando se revelare y manifestare esto que nos tiene secreto y encubierto la fe,
que es lo perfecto de Dios, como dice san Pablo, entonces se descubrirán al
alma la sustancia y misterios de los secretos.
10ñ. 1
Corintios 13, 10: “Mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará”.
10o. En
esta vida mortal, aunque no llegará el alma tan a lo puro de ellos como en la
otra, por más que se esconda, todavía, si se escondiere, como Moisés, en la
caverna de piedra, que es la verdadera imitación de la perfección de la vida
del Hijo de Dios, esposo del alma.
10p. Éxodo
33, 22: “Cuando pase mi gloria, te meteré en una hendidura de la roca y te
cubriré con mi mando hasta que haya pasado”.
10q. Amparándola
Dios con su diestra, merecerá que le muestren las espaldas de Dios, que es
llegar en esta vida a tanta perfección.
10r.
Que se una y transforme por amor en dicho Hijo de Dios, su esposo.
10s. De
manera que se sienta tan junta con él y tan instruida y sabia en sus misterios,
que cuanto a lo que toca a concederle en eta vida no tenga necesidad de decir,
¿Adónde te escondiste?
11a. Dicho
queda, ¡oh alma!, el modo que te conviene tener para hallar al Esposo en tu
escondrijo.
11b. Si
quieres volver a oír, oye una palabra llena de sustancia y verdad inaccesible:
11c. Es
buscarle en fe y en amor, sin querer satisfacerte de cosa, ni gustarla ni
entenderla más de lo que debes saber.
11d. Esos
dos mozos de ciego que te guiarán por donde no sabes, allá a lo escondido de
Dios.
11e. La
fe, que es el secreto que habemos dicho, son los pies con los que el alma va a
Dios, y el amor es la guía que la encamina.
11f.
Andando ella tratando y manoseando esos misterios y secretos de fe, merecerá
que el amor la descubra lo que en sí encierra la fe, que es el Esposo que ella
desea.
11g. En
esta vida por gracia especial, en divina unión con Dios.
11h. En
la otra, por gloria esencial, gozándole cara a cara, ya de ninguna manera
escondido.
11i. Entre
tanto, aunque el alma llegue a esta dicha unión, que es el más alto estado a
que se puede llegar en esta vida.
11j.
Por cuanto todavía el alma le está escondido en el seno del Padre, como habemos
dicho, que es como ella le desea gozar en la otra, siempre dice: ¿Adónde te escondiste?
12a.
Muy bien haces, ¡oh alma!, en buscarle siempre escondido, porque mucho ensalzas
a Dios y mucho te llegas a él teniéndole por más alto y profundo que todo
cuanto puedes alcanzar.
12b. No
repares en parte ni en todo lo que tus potencias pueden comprehender.
12c.
Nunca te quieras satisfacer en lo que entendieres de Dios, sino en lo que no
entendieres de él.
12d.
Nunca pares en amar y deleitarte en lo que entendieres o sintieses de Dios,
sino ama y deléitate en lo que no puedes entender y sentir de él, que eso es,
como habemos dicho, buscarle en fe.
12e. Es
Dios inaccesible y escondido, aunque más te parezca que le hallas y le sientes
y le entiendes, siempre le has de tener por escondido y lo has de servir
escondido en escondido.
12f. No
seas como muchos insipientes,
que piensan bajamente de Dios, entendiendo que, cuando no le entienden o le
gustan o sienten, está Dios más lejos y más escondido.
12g. Siendo
más verdad lo contrario, que cuanto menos distintamente le entienden, más se
llegan a él.
12h. Salmo
17, 12: Puso su escondrijo en las tinieblas.
12i.
Llegando cerca de él, por fuerza has de sentir tinieblas en la flaqueza de tu
ojo.
12j. Bien
haces en todo tiempo, ahora de adversidad, ahora de prosperidad espiritual o
temporal, tener a Dios por escondido, y así clamar a él, diciendo: “¿Adónde te
escondiste, Amado, y me dejaste con gemido?