7a.Gracia y hermosura en mí dejaste.
7b. Lo que ha dicho el alma en los dos versos
antecedentes es para dar a entender lo que dice san Juan en el evangelio.
7c. Juan 1, 16: Dios da gracia por gracia.
7d. Juan 1, 16: “Pues de su plenitud todos
hemos recibido, gracia tras gracia”.
7e. Cuando Dios ve al alma graciosa en sus
ojos, mucho se mueve a hacerla más gracia, por cuanto en ella mora bien
agradado.
7f. Lo cual, conociendo Moisés pidió a Dios
más gracia, queriéndole obligar por la gracia que ya tenía, diciendo a Dios:
7g. Éxodo 33, 12-13: Tú dices que me conoces
de nombre y que he hallado gracia en tu presencia, muéstrame tu cara, para que
te conozca y halle gracia delante de tus ojos.
7h. Porque con esta gracia ella está delante
de Dios engrandecida, honrada y hermoseada, por eso es amada de él
inefablemente.
7i. Si antes que estuviese en su gracia por
sí solo la amaba, ahora que ya está en su gracia, no solo la ama por sí, sino
también por ella.
7j. Enamorado de su hermosura, mediante los
efectos y obras de ella, ahora sin ellos, siempre le va él comunicando más amor
y gracias.
7k. Como la va honrando y engrandeciendo más,
siempre se va más prendando y enamorado de ella.
7l. Así lo da Dios a entender, hablando con
su amigo Jacob por Isaías.
7m. Isaías 43, 4: Después que en mis ojos
eres hecho honrado y glorioso, yo te he amado.
7n. Lo cual es tanto como decir: después que
mis ojos te dieron gracia por su vista, por lo cual te hiciste glorioso y digno
de honra en mi presencia, has merecido más gracia de mercedes mías.
7ñ. Amar Dios más, es hacer más mercedes.
7o. Esto mismo da a entender la esposa en los
divinos Cantares a las otras almas, diciendo:
7p. Cantar de los cantares: Morena soy, pero
hermosa, hijas de Jerusalén, por tanto, me ha amado el rey, y entrádome en lo
interior de su lecho.
7q. Lo cual es decir: almas, que no sabéis ni
conocéis de estas mercedes, no os maravilléis porque el rey celestial me las
haya hecho a mí tan grandes que haya llegado a meterme en lo interior de su
amor.
7r. Aunque soy morena de mío, puso en mí él
tanto sus ojos después de haberme mirado la primera vez, que no se contentó
hasta desposarme consigo y llevarme al interior lecho de su amor.
8a. ¿Quién podrá decir hasta donde llega lo
que Dios engrandece un alma cuando da en agradarse de ella?
8b. No hay poderlo ni aún imaginar, porque,
en fin, lo hace como Dios, para mostrar
quién él es.
8c. Solo se puede dar algo a entender por la
condición que Dios tiene de ir dando más a quien más tiene.
8d. Lo que le va dando es multiplicandamente
según la proporción de lo que antes el alma tiene, según en el evangelio lo da
a entender.
8e. Mateo 13, 12: A cualquiera que tuviere,
se le dará más, hasta que llegue a abundar: y al que no tiene, aun lo que tiene
le será quitado.
8f. El dinero que tenía el siervo no en
gracia de su señor, le fue quitado y dado al que tenía más dineros que todos juntos
en gracia de su señor.
8g. Los mejores y principales bienes de su
casa, esto es, de su Iglesia, así militante como triunfante, acumula Dios en lo
que es más amigo suyo, y lo ordena para más honrarle y glorificarle.
8h. Así como una luz grande absorbe en sí
muchas luces pequeñas.
8i. Como también lo dio Dios a entender en la
sobredicha autoridad de Isaías, según el sentido espiritual, hablando con
Jacob.
8j. Isaías 43, 3-4: Yo soy tu Señor Dios,
Santo de Israel, tu Salvador; a Egipto he dado por su propiciación, a Etiopía y
a Saba por ti; y daré hombres por ti y pueblos por tu alma.
9a. Bien puedes Dios mío mirar y preciar
mucho al alma que mira, pues con tu vista pones en ella precio y prendas de que
tú te precias y prendas.
9b. No ya una vez sola, sino muchas merece
que la mires después que la miraste.
9c. Como se dice en el libro de Ester por el
Espíritu Santo:
9d. Ester 6, 11: Digno es de tal honra a
quien quiere honrar al Rey.