Anotación para la canción siguiente.
1a. La mirada de Dios cuatro bienes hace al alma.
1b. Limpiarla, agraciarla, enriquecerla y alumbrarla.
1c. Así como el sol cuando envía sus rayos, que enjuga y calienta y hermosa y resplandece.
1d. Después que Dios pone en el alma estos tres bienes postreros, por cuanto por ellos le es el alma muy agradable, nunca más se acuerda de la fealdad y pecado que antes tenía, según lo dice por Ezequiel:
1e. Ezequiel 18, 22: “No se tendrán en cuenta los delitos cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá”.
1f. Habiéndole quitado una vez este pecado y fealdad, nunca más le da en cara con ella, ni por eso le deja de hacer más mercedes, pues que él no juzga dos veces una cosa.
1g. Nahún 1, 9: “¿Qué tramáis contra el Señor? Él provoca la destrucción, la desgracia no se repetirá”.
1h. Aunque Dios se olvide de la maldad y pecado después de perdonado una vez, no por eso le conviene al alma echar en olvido sus pecados primeros, diciendo el Sabio:
1i. Eclesiástico 5, 5: Del pecado perdonado no quieras estar sin miedo.
1j. Y esto, por tres cosas:
1k. La primera, para tener siempre ocasión de no presumir.
1l. La segunda, para tener materia de siempre agradecer.
1m. La tercera, para que le sirva de más confiar para más recibir.
1n. Porque si, estando en pecado, recibió de Dios tanto bien, puesta en amor de Dios y fuera de pecado, ¿¡cuánto mayores mercedes podrá esperar?
2a. Acordándose el ama aquí de todas estas misericordias recibidas y viéndose puesta junto al Esposo con tanta dignidad, gózase grandemente con deleite de agradecimiento y amor.
2b. Ayudándole mucho para esto la memoria de aquel primer estado suyo tan bajo y tan feo.
2c. Que no solo no merecía ni estaba para que lo mirada Dios, mas ni aun para que tomada en la boca su nombre, según dice por el profeta David.
2d. Salmo 16, 4: “Se multiplican las desgracias de quienes van tras dioses extraños, yo no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré su nombre en mis labios”.
2e. Viendo que de su parte ninguna razón hay ni la puede haber para que Dios la mirase y engrandeciese, sino solo de parte de Dios, y esta es su bella gracia y su mera voluntad.
2f. Atribuyéndose en sí su miseria y al Amado todos los bienes que posee.
2g. Viendo que por ellos ya merece lo que no merecía.
2h. Toma ánimo y osadía para pedirle la continuación de la divina unión espiritual, en la cual se le vayan multiplicando las mercedes.
2i. Todo lo cual da ella a entender en la siguiente canción.
2j. Canción 33.
No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.