domingo, 29 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 29. ¿La última tentación del creyente?

 


Capítulo 29. De los provechos que se siguen al alma de apartar el gozo de os bienes morales.

1a. Muy grandes son los provechos que se siguen al alma en no querer aplicar vanamente el gozo de la voluntad a este género de bienes.

1b. Cuando a lo primero, se libra de caer en muchas tentaciones y engaños del demonio, los cuales están encubiertos en el gozo de las buenas obras.

1c. Job 40, 16: Debajo de la sombra duerme, en lo secreto de la pluma y en los lugares húmedos.

1d. Lo cual dice por el demonio, porque en la humedad del gozo y en el vano de la caña, esto es, de la obra vana, engaña al alma.

1e. Sin esperar a sugestión el mismo gozo vano se es él mismo engaño, mayormente cuando hay jactancia de ellas en el corazón.

1f. Jeremías 49, 16: Arrogantia tua decepit te.

1g. Jeremías 49, 16: “Pensabas que sembrabas el terror, / la arrogancia te henchía el corazón: / habitas en las crestas rocosas, / asida a la cima de las cumbres; / pero da lo mismo, aunque anides / arriba en lo alto, como el águila, / haré que desciendas de allí /– oráculo del Señor –.

1h. Porque ¿qué mayor engaño que la jactancia? Y de esto se libra el alma purgándose de este gozo.

2a. El segundo provecho es que hace las obras más acordadas cabalmente.

2b. A lo cual si hay pasión de gozo y gusto en ellas no se da lugar.

2c. Por medio de esta pasión de gozo, la irascible y concupiscible andan tan sobradas, que no dan lugar al peso de la razón, sino que ordinariamente anda variando en las obras y propósito, dejando unas y tomando otras.

2d. Apagado el gozo, muere y acaba la obra, y no perseveran.

2e. Lucas 8, 12: reciben la palabra con gozo y luego se la quita el demonio, porque no perseveren.

2f. Es porque no tenían más fuerza y raíces que el dicho gozo.

2g. Quitarles y apartarles, pues, la voluntad de este gozo, es causa de perseverancia y de acertar.

2h. El sabio pone sus ojos en la sustancia y provecho de la obra, no en el sabor y placer de ella.

2i. No echa lances al aire, y saca de la obra gozo estable sin tributo del sinsabor.

3a. El tercero es divino provecho.

3b. Apagando el gozo vano en estas obras, se hace pobre de espíritu.

3c. Mateo 5, 3: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el reino de los cielos.

4. El cuarto es que el que negare este gozo, será en él obrar manso, humilde y prudente: porque no obrará impetuosa y presuntuosamente, ni presuntuosamente, afectado por la estimación que tiene de su obra.

5. El quinto provecho es que se hace agradable a Dios y a los hombres y se libra de la avaricia, y gula, y acedia[1] espiritual; y de la envidia espiritual, y de otros mil vicios.



[1] Pereza, flojedad. www.rae.es

sábado, 28 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 28. Las tentaciones de quienes nos consideramos discípulos de Cristo. ¿Para gloria de Dios o de nosotros mismos?

 


Capítulo 28. De siete daños que se puede caer poniendo el gozo de la voluntad en los bienes morales.

1. Son siete, y muy perniciosos, porque son espirituales.

2a. El primer daño es la vanidad, soberbia, vanagloria y presunción.

2b. Gozarse de sus obras no puede ser sin estimarlas.

2c. De ahí nace la jactancia y lo demás, como se dice del fariseo en el evangelio, que oraba y se congraciaba con Dios con jactancia de que ayunaba y hacía otras buenas obras.

2d. Lucas 18, 12: “Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.

3a. El segundo va encadenado de este, y es que juzga a los demás por malos e imperfectos comparativamente, pareciéndole que no hacen ni obran tan bien como él, estimándolos en menos en su corazón, y a veces por la palabra.

3b. Este daño también lo tenía el fariseo, pues en sus oraciones decía:

3c. Lucas 18, 11: Gracias te hago que no soy como los demás hombres: robadores, injustos y adúlteros.

3d. En un solo acto caía en estos dos daños estimándose a sí y despreciando a los demás.

3e. Como el día de hoy hacen muchos que dicen: “No soy como fulano, ni obro esto ni aquello como este o el otro”.

3f. Llegan a enojarse y a envidiar cuando ven que otros son alabados o que hacen o valen más que ellos.

4. El tercer daño es que, como en las obras miran al gusto, comúnmente no las hacen sino cuando ven que de ellas se les ha de seguir algún gusto y alabanza, como dice Cristo: ut videantur ab hominibus.

4b. Mateo 23, 5: “Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto”.

4c. Y no obran sólo por amor de Dios.

5a. El cuarto daño se sigue de este y es que no hallarán galardón en Dios.

5b. Habiéndole ellos querido hallar en esta vida de gozo o consuelo, o de interés de honra o de otra manera, en sus obras; en lo cual dice el salvador que aquellos recibieron su paga.

5c. Mateo 6, 2: “Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa”.

5d. Se quedaron solo con el trabajo de la obra y confusos sin galardón.

5e. Hay tanta miseria que tengo para mí que las más de las obras que hacen públicas, o son viciosas, o no les valdrán nada, o son imperfectas delante de Dios, por no ir ellos desasidos de estos intereses y respetos humanos.

5f. ¿Qué otra cosa se puede juzgar de algunas obras y memorias que algunos hacen e instituyen, cuando no las quieren [hacer] sin que vayan envueltas en honra y respetos humanos de la vanidad de la vida.

5g. O perpetuando en ellas su nombre, linaje o señorío, hasta poner de esto sus señales, nombres y blasones en los templos, como si ellos quisiesen poner allí en lugar de imagen, donde todos hincan la rodilla, en las cuales obras de algunos se puede decir que se adoran a sí más que a Dios?

5h. Lo cual es verdad si por aquello las hicieron, y sin ello no las hicieron.

5i. Dejados estos que son los peores.

5j. ¿Cuántos hay que de muchas maneras caen en este daño de sus obras?

5i. Unos quieren que se las alaben, otros que se las agradezcan; otras las cuentan y gustan que lo sepa fulano y fulano y aun todo el mundo, y a veces quieren que pase la limosna o lo que hacen por terceros porque se sepa más.

5j. Otros quieren lo uno y lo otro; lo cual es el tañer de las trompetas, que dice el Salvador en el evangelio.

5i. Mateo 6, 2: “Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa”.

6a. Deben, pues, estos para huir este daño, esconder las obras, que solo Dios las vea, no queriendo que nadie haga caso.

6b. Y no solo las ha de esconder de los demás, mas aún de sí mismo, esto es, que ni él se quiera complacer en ella, estimándola como si fuese algo, ni sacar gusto de toda ella, como espiritualmente se entiende aquello que dice nuestro Señor.

6c. Mateo 6, 3: No sepa tu siniestra lo que hace tu diestra.

6d. Es como decir: no estimes con el ojo temporal y carnal la obra que haces espiritual.

6e. De esta manera se recoge la fuerza de la voluntad en Dios y lleva fruto delante de él la obra.

6f. De donde no solo la perderá sino que será de grande mérito.

6g. Job 31, 26-28: Si yo besé mi mano con mi boca, que es iniquidad y pecado grande, y se gozó en escondido mi corazón.

6h. Job 31, 26-28: “No miré el sol en su esplendor, ni la luna en su curso glorioso, para dejarme seducir en secreto y enviarles un beso con la mano. También sería una ofensa criminal, pues habría traicionado al Altísimo”.

6i. Aquí por la “mano” se entiende la obra y por la “boca” entiende la voluntad que se complace en ellas.

6j. Porque es complacencia en sí mismo, dice: Si se alegró en escondido mi corazón, lo cual es grande iniquidad y negación contra Dios.

6k. Es como si dijera: que ni tuvo complacencia ni se alegró su corazón en escondido.

7a. El quinto daño es que no van adelante en el camino de la perfección.

7b. Estando ellos asidos algusto y consuelo en el obrar, cuando en sus obras y ejercicios no hallan gusto y consuelo, que es ordinariamente cuando Dios lo quiere llevar adelante – dándoles el pan duro, que es el de los perfectos, y quitándolos de la leche de niños, probándolos as fuerzas y purgándolos el apetito tierno para que puedan gustar el manjar de grandes –.

7c. Ellos comúnmente desmayan y pierden la perspectiva de que no hayan el dicho sabor en sus obras.

7d. Eclesiastés 10, 1: Las moscas que se mueren, pierden la suavidad del ungüento.

7e. Eclesiastés 10, 1: “Una mosca muerta echa a perder un tarro de perfume; cuenta más una pizca de necedad que una gran sabiduría”

7f. Cuando se les ofrece a estos alguna mortificación, mueren a sus buenas obras, dejándolas de hacer, y pierden la perseverancia, en que está la suavidad del espíritu y consuelo interior.

8a. El sexto daño de estos es que comúnmente se engañan teniendo por mejores las cosas y obras de que ellos gustan que aquellas de que no gustan.

8b. Alaban y estiman las unas y desestiman las otras.

8c. Aquellas obras en que de suyo el hombre más se mortifica sean más aceptas y preciosas delante de Dios, por causa de negación que el hombre en ellas lleva de sí mismo, que aquellas en que él halla su consuelo, en que muy fácilmente se puede buscar a sí mismo.

8d. Miqueas 7, 3: Malum manum suarum dicunt bonum.

8e. Esto es: Lo que de sus obras es malo, dicen ellos que es bueno. 

8f. Miqueas 7, 3: “Son hábiles para hacer el mal; el jefe y juez pide regalos, el poderoso se agita y suda de ambición”.

8g. Lo cual les nace de poner ellos el gusto en sus obras, y no en solo dar gusto a Dios.

8h. Y cuánto reine este daño, así en los espirituales como en los hombres comunes, sería prólijo de contar.

8i. Apenas hallarán uno que puramente se mueva a obrar por Dios mismo sin arrimo de algún interés de consuelo o gusto u otro respeto.

9a. El séptimo daño es que, en cuanto el hombre no apaga el gozo vano en las obras morales, está más incapaz para recibir consejo y enseñanza razonable acerca de las obras que debe hacer.

9b. El hábito de flaqueza que tiene acerca del obrar, con la propiedad del vano gozo le encadena.

9c. Para que no tenga el consejo ajeno por mejor o para que aunque lo tenga tal, no le quiera seguir, no teniendo en sí ánimo para ello.

9d. Estos aflojan mucho en la caridad para con Dios y el prójimo.

9e. El amor propio que acerca de sus obras tienen les hace resfriar la caridad.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 27. Amor puro: obrar rectamente solo para dar gloria a Dios, sin esperar satisfacción y recompensa alguna.

 


Capítulo 27. En que comienza a tratar del cuarto género de bienes que son bienes morales. Dice cuáles sean y en qué manera sea en ellos lícito el gozo de la voluntad.

1a. El cuarto género son bienes morales.

1b. Por vienes morales entendemos aquí las virtudes y los hábitos de ellas en cuanto morales, y el ejercicio de cualquiera virtud y el ejercicio de las obras de misericordia, la guarda de la ley de Dios y la política, y todo ejercicio de buena índole o inclinación.

2a. Estos bienes morales cuando se ejercitan merecen más gozo de la voluntad que alguno de esotros tres géneros ya dichos.

2b. Hallaremos que la posesión de los tres géneros de bienes ya dichos ningún gozo de la voluntad merecen.

2c. Al hombre ningún bien le hacen ni le tienen en sí, pues son tan caducos y deleznables, antes bien le engendran y acarrean pena y dolor y aflicción de ánimo.

2d. Aunque algún gozo merezcan por la segunda causa, cuando el hombre de ellos se aprovecha para ir a Dios, es tan incierto esto, más daña al hombre con ellos que le aprovecha.

2e. Los bienes morales ya por la primera causa, que es por lo que en sí son y valen, consigo traen paz y tranquilidad, y recto y ordenado uso de la razón.

2f. No puede el hombre en esta vida conocer mejor.

3a. Las virtudes por sí mismas merecen ser amadas y estimadas, hablando humanamente.

3b. Bien se puede el hombre gozar de tenerlas en sí y ejercitarlas por lo que en sí son y por lo que de bien humana y temporalmente importan al hombre.

3c. De esta manera los filósofos y sabios y antiguos príncipes las estimaron y las alabaron y procuraron tener y ejercitar.

3e. Y aunque los gentiles no solo alcanzaban por ellas los bienes y nombre temporalmente que pretendían, sino, demás de esto, Dios, que ama a todo lo bueno y ninguna cosa impide buena (Sab 7, 22), les aumentaba la vida, honra y señorío y paz.

3f. Sabiduría 7, 22: “La sabiduría posee un espíritu inteligente, santo, / único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, / diáfano, invulnerable, amante del bien, agudo”.

3g. Como hizo a los romanos porque usaban de justas leyes.

3h. Ama Dios tanto estos bienes morales, que solo porque Salomón le pidió sabiduría para mostrar los de su pueblo y poderle gobernar justamente, se lo agradeció mucho el mismo Dios, y le dijo:

3i. 1 Reyes 3, 11-13: Él se la daba y más lo que no había pedido, que eran riquezas y honra, de manera que ningún rey en los pasados ni en lo por venir fuese semejante.

3j. 1 Reyes 3, 11-13: “Por haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme pedido la vida de tus enemigos, sino inteligencia para atender a la justicia, yo obraré según tu palabra: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes de ti, ni surgirá otro igual después de ti. Te concedo también aquello que no has pedido, riquezas y gloria mayores que las de ningún otro rey”.

4a. Aunque en esta primera manera se deba gozar el cristiano sobre los bienes morales y buenas obras que temporalmente hace no dege parar su gozo en esta primera manera, como habemos dicho de los gentiles, cuyos ojos del alma no trascendían más que lo de esta vida mortal.

4b. Pues tiene lumbre de fe, en que espera vida eterna y que sin esta todo lo de acá y de allá no le valdrá nada, solo y principalmente debe gozarse en la posesión y ejercicio de estos bienes morales en la segunda manera.

4c. En cuanto, haciendo las obras por amor de Dios, le adquieren vida eterna.

4d. Solo debe poner los ojos y el gozo en servir y honrar a Dios con sus buenas costumbres y virtudes.

4e. Sin este respecto no valen delante de Dios nada las virtudes, como se ve en las diez vírgenes del evangelio.

4f. Todas habían guardado virginidad y hecho buenas obras, porque las cinco no habían puesto su gozo en la segunda manera, enderezándole en ellas a Dios, sino antes las pusieron en la primera manera, gozándose en la posesión de ellas.

4g. Fueron echadas del cielo, sin ningún agradecimiento ni galardón del Esposo (Mateo 25, 1-13).

4h. Muchos antiguos tuvieron muchas virtudes e hicieron buenas obras, y muchos cristianos el día de hoy las tienen y obran grandes cosas, y no les aprovecharán nada para la vida eterna.

4i. No pretendieron en ellas la gloria y honra que es de solo Dios.

4j. Debe gozarse el cristiano, no en si hace buenas obras y sigue buenas costumbres, sino en sí las hace por amor a Dios solo, sin otro respecto alguno.

4k. Cuanto son para mayor premio de gloria hechas solo para servir a Dios, tanto para mayor confusión suya será delante de Dios cuanto más le hubieren movido otros respectos.

5a. Para enderezar el gozo a Dios en los bienes morales ha de advertir el cristiano que el valor de sus buenas costumbres, ayunos, limosnas, penitencias, oraciones, etcétera, que no se funda tanto en la cantidad y cualidad de ellas, sino en el amor de Dios que él lleva en ellas.

5b. Va tanto más calificadas, cuanto con más puro y entero amor de Dios van hechas y menos él quiere interesarse acá y allá de ellas, de gozo, gusto, consuelo, alabanza.

5c. Ni las ha de asentar el corazón en el gusto, consuelo y sabor y los demás intereses que suelen traer consigo los buenos ejercicios y obras.

5d. Sino recoger el gozo a Dios, deseando servirle con ellas y, purgándose se goce de ellas y guste de ellas en escondido, sin ninguno otro respecto y jugo que honra y gloria de Dios.

5e. Así recogerá en Dios toda la fuerza de la voluntad acerca de los bienes morales.

martes, 24 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 26. Negar todo gozo interior, como la esponja, secarse totalmente para que así quedar totalmente llena de Dios.


 Capítulo 26. De los provechos que se siguen al alma en la negación del gozo acerca de las cosas sensibles, las cuales son espirituales y temporales.

1. Admirables son los provechos que el alma saca de la negación de este gozo.

2a. Primero: se restaura acerca de la distracción en que demasiado ejercicio de los sentidos ha caído, recogiéndose en Dios.

2b. Consérvase el espíritu y virtudes que ha adquirido, y se aumentan y va ganando.

3a. Segundo: de sensual se hace espiritual, de animal se hace racional y aún que de hombre camina a porción angelical, y que de temporal y humano se hace divino y celestial.

3b. Así como el hombre que busca el gusto de las cosas celestiales no merece otro nombre que este que sensual, animal, temporal, etc.

3c. Así, cuando levanta el gozo de estas cosas sensibles merece todos estos: espiritual, celestial, etc.

4a. Como quiera que el ejercicio de los sentidos contradiga, como dice el apóstol (Gal 5, 17), a fuerza y ejercicio espiritual, menguando y acabando las unas de estas fuerzas, ha de crecer y aumentarse las otras fuerzas contrarias.

4b. Gálatas 5, 17: “Pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne: efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais”.

4c. Pablo al sensual, el ejercicio de la voluntad solo en lo sensible, le llama animal, que no percibe las cosas de Dios; y a esotro, que levanta a Dios la voluntad, llama espiritual, y que este lo penetra y juzga todo hasta los profundos de Dios.

4d. 1 Corintios 2, 14: “Pues el hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque solo se puede juzgar con el criterio del Espíritu”.

4e. Por tanto, tiene aquí el alma un admirable provecho de una grande disposición para recibir bienes de Dios y dones espirituales.

5a. Tercero: con grande exceso se le aumentan los gustos y el gozo de la voluntad temporalmente, pues, como dice el Salvador, en esta vida por uno le dan ciento.

5b. Mt 19, 29: “Todo el que por mi deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna”.

5c. Si uno niegas, ciento tanto te dará el Señor en esta vida temporal y espiritualmente; como también, por un gozo que de esas cosas sensibles tengas, te nacerá ciento tanto de pesar y sinsabor.

5d. Del ojo ya purgado en los gozos de ver, se le sigue el alma gozo espiritual, enderezado a Dios en todo cuanto ve, ahora sea divino, ahora sea profano lo que oye.

5e. Así como en el estado de la inocencia a nuestros primeros padres todo cuanto veían y hablaban y comían en el paraíso les servía para mayor sabor de contemplación, por tener ellos bien sujeta y ordenada la parte sensitiva a la razón.

5f. Así el que tiene el sentido purgado y sujeto al espíritu de todas las cosas sensibles, desde el primer movimiento saca deleite de sabrosa advertencia y contemplación de Dios.

6a. Al limpio todo lo alto y lo bajo le hace más bien y le sirve para más limpieza.

6b. El impuro de lo uno y de lo otro, mediante su impureza, suele sacar mal; mas el que no vence el gozo del apetito, ni gozará de serenidad de gozo ordinario, en Dios por medio de sus criaturas.

6c. Si el alma vive vida espiritual, mortificada la animal, ha de ir con todo a Dios.

6d. Este tal, ya limpio de corazón, en todas las cosas halla noticia de Dios gozosa y gustosa, casta, pura, espiritual, alegre y amorosa.

7a. Hasta que el hombre venga a tener tan habituado el sentido de la purgación del gozo sensible tiene necesidad de negar su gozo y gusto acerca de ellas para sacar de la vida sensitiva el alma.

7b. Juan 3, 6: lo que nace de carne, carne es; y lo que nace del espíritu, espíritu es.

8a. Los bienes de gloria que en la otra vida se siguen por el negamiento de este gozo serán más excelentes que los de aquellos que no se negaron.

8b. El aumento de la gloria esencial del alma, que responde al amor de Dios, por quien negó las dichas cosas sensibles, por cada gozo que negó momentáneo y caduco.

8c. 2 Corintios 4, 17: inmenso peso de gloria obrará en él eternamente.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Subida del Monrte Carmelo. Libro 3. Capítulo 24. A Dios por el gozo en la oración, para purgados de este, en la oscuridad de los sentidos esperar el toque de Dios.


 
Capítulo 24. Que trata del tercer género de bienes en que puede la voluntad poner la afección del gozo, que son los sensuales. Dice a cuáles sean y de cuántos géneros y cómo se ha de enderezar la voluntad a Dios purgándose de este gozo.

1.Por bienes sensuales entendemos aquí todo aquello que en esta vida puede caer en el sentido de la vista, del oído, del olfato, gusto y tacto, y de la fábrica interior del discurso imaginario que todo pertenece a los sentidos corporales, interiores y exteriores.

2a. Para oscurecer y purgar la voluntad del gozo es necesario presuponer una verdad.

2b. El sentido de la parte inferior del hombre no es ni puede ser capaz de conocer ni comprender a Dios como Dios es.

2c. Ni el ojo puede ver ni cosa que se parezca a él, ni el oído puede oír su voz ni sonido que se le parezca, ni el olfato puede oler olor tan suave, ni el gusto alcanza sabor tan subido y sabroso, ni el tacto puede sentir toque tan delicado y tan deleitable ni cosa semejante; ni puede car en pensamiento ni imaginación su forma, ni figura alguna que le represente.

2d: 1 Cor 2, 9 e Is 64, 3: Que ni el ojo le vio, ni oído le oyó, ni cayó en corazón de hombre.

2e: 1 Corintios 2, 9: “Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria”.

2f. Isaías 64, 3: “Jamás se oyó ni se escuchó, / ni ojo vio un Dios, fuera de ti, / que hiciera tato por quien espera de él”.

3a. Los sentidos pueden recibir gusto o deleite, o de parte del espíritu, mediante alguna comunicación que recibe de Dios interiormente, o de parte de las cosas exteriores comunicadas a los sentidos.

3b. Ni por vía del espíritu ni por la del sentido puede conocer a Dios la parte sensitiva.

3c. Parar la voluntad en gozarse del gusto, poniendo su gozo solo en Él.

3d. Lo cual no puede hacer ella enteramente si no es purgándose y oscureciéndose[1] del gozo.

4a. Cuando no para en eso, sino que luego que siente la voluntad el gusto de lo que oye, ve y trata, se levanta a gozar en Dios muy bueno es.

4b. Entonces no solo no se ha de evitar las tales mociones cuando causan esta devoción y oración, mas se pueden aprovechar de ellas, y aun deben, para tan santo ejercicio.

4c. Hay almas que se mueven mucho en Dios por los objetos sensibles.

4d. Ha de haber mucho recato en esto, mirando los efectos de de ahí sacan.

4e. Muchas veces muchos espirituales usan de las dichas recreaciones de sentidos con pretexto de oración y de darse a Dios.

4f. Es de manera que más se puede llamar recreación que oración y darse gusto a sí mismo más que a Dios.

4g. La intención que tienen es para Dios, y el efecto que sacan es para la recreación sensitiva, en que sacan más flaqueza de imperfección que avivar la voluntad y entregarla a Dios.

5a. Todas las veces que, oyendo músicas u otras cosas, y viendo cosas agradables, y oliendo suaves olores, y gustando algunos sabores y delicados toques, luego, al primer momento, se pone la noticia y afección de la voluntad en Dios, dándole más gusto aquella noticia que el motivo sensual que la causa, y no gusta de tal motivo sino por eso, es señal que saca provecho de lo dicho y que le ayuda lo tal sensitivo al espíritu.

5b. De esta manera se puede usar, porque sirven los sensibles al fin para que Dios los crio.

5c. Para ser por ellos más amado y conocido.

5d. Cuando se le ofrecen luego pasa la voluntad de ellos, y los deja y se pone en Dios.

6a. El espíritu está tan cebado y prevenido y satisfecho con el espíritu de Dios, que no echa menos nada ni le apetece.

6b. El que no sintiere esta libertad de espíritu en las dichas cosas y gustos sensibles, sino que su voluntad se detiene en estos gustos y se ceba con ellos, daño le hacen y debe apartarse de usarlos.

6c. Cuando viere que reina en sí el apetito de las tales recreaciones, debe mortificarle; porque cuanto más fuere fuerte, tiene más de imperfección y flaqueza.

7a. Debe el espiritual, en cualquiera gusto que de parte del sentido se le ofreciere, aprovecharse de él solo para Dios.

7b. Advirtiendo que todo gozo que no es en negación y aniquilación de otro cualquiera gozo es vano y sin provecho y estorba para la unión de la voluntad en Dios.



[1] 2.Disminuir la estimación y esplendor de algo, deslustrarlo [desacreditar] y abatirlo [desarmar o descomponer algo]. www.rae.es

 

viernes, 20 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 23. Dominio de mi mismo para amar más y mejor a Dios, los demás y mi persona.

 


Capítulo 23. De los provechos que saca el alma de no poner el gozo en los bienes naturales.

1a. Demás que dispone para el amor de Dios y las otras virtudes, derechamente da lugar a la humildad para sí mismo y a la caridad general para con los prójimos.

1b. No aficionarse a ninguno por los bienes naturales aparentes le queda el alma libre y clara para amarlos a todos racional y espiritualmente, como Dios quiere que sean amados.

1c. Cuando de esta suerte se ama, es muy según Dios y aun con mucha libertad.

1d. Cuanto más crece este amor, tanto más crece el de Dios y cuanto más el de Dios, tanto más este del prójimo.

2a. Otro provecho en negar este género de gozo: cumple y guarda el consejo de nuestro Salvador.

2b. Mateo 16, 24: el que quisiere seguirle se niegue a sí mismo.

2c. El cual en ninguna manera podría hacer el alma si pusiese el gozo en sus bienes naturales, porque no se niega ni sigue a Cristo.

3a. Otro provecho: causa en el alma grande tranquilidad y evacua las digresiones y hay recogimiento en los sentidos, mayormente en los ojos.

3b. No queriendo gozarse en eso, ni quiere mirar ni dar los demás sentidos a esas cosas, ni gastar tiempo ni pensamientos en ellas: hecho semejante a la prudente serpiente.

3c. Salmo 57, 5: Se tapa sus oídos por no oír los encantadores y le hagan alguna impresión.

3d. Salmo 57, 5: “Tienen veneno como veneno de serpiente, / de víbora sorda que se tapa el oído”.

3e. Guardando las puertas del alma, que son los sentidos, mucho se guarda y aumenta la tranquilidad y pureza de ella.

4a. Otro provecho: los objetos y las noticias feas no le hacen la impresión e impureza que a los que todavía les contenta algo de esto.

4b. A la negación y mortificación de este gozo se le sigue la espiritual limpieza de alma y cuerpo, de espíritu y sentido, y va teniendo conveniencia angelical con Dios, haciendo a su alma y cuerpo digno templo del Espíritu Santo.

4c. Sabiduría 1, 5: El Espíritu Santo se apartará de los pensamientos que no son de entendimiento.

4d. Sabiduría 1, 5: “Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, / se aleja de los pensamientos necios / y ahuyentado cuando llega la injusticia”.

5a. Otro provecho: se excusa también de vanidades sin cuento y de muchos otros daños, mayormente de caer en la poca estima que son tenidos todos aquellos que son vistos gozarse y preciarse de las dichas partes naturales, suyas o ajenas.

5b. Son tenidos y estimados por cuerdos y sabios todos aquellos que no hacen caso de estas cosas, sino de aquello de que gusta Dios.

6. Es un generoso bien del alma, tan necesario para servir a Dios como es la libertad de espíritu, con que fácilmente se vencen las tentaciones y se pasan bien los trabajos y carecen prósperamente las virtudes.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 22. La causa de la destrucción del ser humano.

 


Capítulo 22. De los daños que se le siguen al alma de poner el gozo de la voluntad en los bienes naturales.

1a. Mi principal intento es decir los particulares daños y provechos que acerca de cada cosa, por el gozo o no gozo de ella, se siguen al alma.

1b. Los cuales llamo particulares, porque de tal manera e inmediatamente se causal de tal genero de gozo, que no se causa directamente, y así este daño es a todos estos seis géneros general.

1c. El fornicio es daño particular.

2a. Los daños espirituales y corporales que derecha y efectivamente se siguen al alma cuando pone el gozo en los bienes naturales, se reducen a seis daños principales.

2b. El primero es vanagloria, presunción, soberbia y desestima del prójimo.

2c. No puede uno poner los ojos de la estimación de una cosa que no los quite de las demás.

2d. De lo cual se sigue desestima real de las demás cosas.

2e. El segundo daño es que mueve el sentido a complacencia y deleite sensual y lujuria[1].

2f. El tercer daño es hacer caer en adulación y alabanza vanas, en que hay engaño y vanidad.

2g. Isaías 3, 12: Pueblo mío, el que te alaba te engañó.

2h. La razón es porque, aunque algunas veces dicen verdad alabando gracias y hermosura, todavía por maravilla deja de ir envuelto algún daño, o haciendo caer al otro en vana complacencia y gozo, y llevando allí sus afectos e intenciones imperfectas.

2i. El cuarto daño es porque se embota mucho la razón y el sentido del espíritu.

2j. Porque como los bienes naturales son más conjuntos[2] al hombre que los temporales, con más eficacia y presteza hacen el gozo de los tales impresión y huella en el sentido y más frecuentemente le embelesa.

2k. La razón y el juicio no quedan libres, sino anublados con aquella afección de gozo muy conjunto.

2l. De aquí nace el quinto daño, que es distracción de la mente en las criaturas.

2m. Y de aquí nace y se sigue la tibieza y flojedad de espíritu, que es el sexto daño, que suele llegar a tanto que tenga tedio grande y tristeza en las cosas de Dios, hasta venirlas a aborrecer.

2n. Piérdese en este gozo el espíritu puro, por lo menos al principio.

2ñ. Si algún espíritu se siente será muy sensible y grosero, poco espiritual y poco interior y recogido.

2o. El espíritu está tan bajo y flaco que así no apaga el hábito del tal gozo.

2p. Reina la carne, que milita contra el espíritu.

2q. Ga 5, 17: “Pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais”.

2r. Aunque no sienta daño el espíritu, por lo menos se le causa ocultamente distracción.

3a. Volviendo a hablar en aquel segundo daño, cada día por esta causa se ven tantas muertes de hombres, tantas honras perdidas, tantos insultos hechos, tantas haciendas disipadas, tantas emulaciones[3] y contiendas, tantos adulterios, estupros[4] y fornicios cometidos y tantos santos caídos en el suelo, que se comparen a la tercera parte de las estrellas del cielo derribadas con la cola de aquella serpiente en la tierra.

3b. Apocalipsis 12, 4a: “Y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra”.

3c. Lamentaciones 4, 1-2: El oro fino, perdido su primer lustre, en el cieno y los ínclitos[5] y nobles de Sión, que vestían de oro primo, estimados en vasos de barro quebrado, hechos tiestos.

4a. ¿Hasta donde no llega la ponzoña[6] de este daño? ¿Y quién no bebe o poco o mucho de este cáliz dorado de la mujer babilónica del Apocalipsis?

4b. Apocalipsis 17, 4-5: “La mujer iba vestida de púrpura y escarlata y enjoyada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en su mano una copa de oro llena de abominaciones y de las impurezas de la fornicación; en la frente llevaba escrito un nombre misterioso: La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra”.

4c. Que en sentarse ella sobre aquella bestia, que tenía siete cabezas y diez coronas, da a entender que apenas hay alto ni bajo, ni santo ni pecador que no dé a beber de su vino, sujetando en algo su corazón, pues allí se dice de ella.

4d. Apocalipsis 7, 2: fueron embriagados todos los reyes de la tierra del vino de su prostitución.

4e. A todos los estados coge, hasta el supremo e ínclito del santuario y divino sacerdocio, asentado su abominable vaso, como dice Daniel en lugar santo, apenas dejando fuerte que poco o mucho no le dé a beber del vino de este cáliz, que es este vano gozo.

4f. Daniel 9, 27: “Hará una alianza firme con muchos durante una semana: durante media semana hará sin cesar sacrificios y ofrendas, y pondrá sobre el altar de la abominación de la desolación, hasta que el fin decretado le llegue al desolador”.

4g. Que por eso dice que “todos los reyes de la tierra fueron embriagados de este vino”, pues tan pocos se hallarán que, por santos que hayan sido, no les haya embelesado y trastornado algo esta bebida del gozo y gusto de la hermosura y gracias naturales.

5a. Donde es de notar el decir que “se embriagaron”; porque por poco que se beba del vino de este gozo, luego al punto se ase al corazón, y embelesa y hace el daño de oscurecer la razón, como a los asidos del vino.

5b. Si luego no se toma alguna triaca[7] contra este veneno con que se eche fuera presto, peligro corre la vida del alma.

5c. Tomando fuerzas la flaqueza espiritual, le traerá a tanto mal que, como Sansón, sacados los ojos de su vista y cortados los cabellos de su primera fortaleza, se verá moler en las atahonas[8], cautivo entre sus enemigos, y después, por ventura, morir la segunda muerte, como él con ellos; causándole todos estos daños la bebida de que gozó espiritualmente, como a él corporalmente se los causó y causa hoy a muchos; y después le vengan a decir sus enemigos, no sin grande confusión suya: ¿Eres tú el que rompías los lazos doblados, desquijarrabas los leones, maltabas los mil filisteos y arrancabas los postigos, y te librabas de todos tus enemigos?

5d. Jueces 16, 19: “[Dalila] lo adormeció sobre sus rodillas y llamó a un hombre que le rapó las siete guedejas[9] de su cabeza. Entonces comenzó a debilitarse y su fuerza se alejó de él.

6a. Concluyamos, pues, poniendo el documento necesario contra esta ponzoña, y sea: luego que el corazón se sienta mover de este vano gozo de bienes naturales, se acuerde cuán vana cosa es gozarse de otra que de servir a Dios y cuán peligrosa y perniciosa, considerando cuánto daño fue para los ángeles gozarse y complacerse de su hermosura y bienes naturales, pues por esto cayeron en los abismos feos y cuántos males siguen a los hombres cada día por esa misma vanidad.

6b. Por eso se animen con tiempo a tomar el remedio que dice el poeta a los que comienzan a aficionarse a lo tal.

6c. Proverbios 23, 31-32: “Date priesa ahora al principio a poner remedio; porque cuando los males han tenido tiempo de crecer en el corazón, tarde viene el remedio y la medicina. No mires al vino, dice el Sabio, cuando su color está rubicundo[10] y resplandeciente en el vidrio; entra blandamente, y [al fin] muerde como culebra y derrama venenos como el régulo[11].



[1] Lujuria: exceso o demasía en alguna cosa. Id. www.rae.es

[2] Conjunto: unido o contiguo a otra cosa. Id.

[3] Emular: imitar las acciones de otro procurando igualarlas, e incluso excederlas. Id.

[4] Estupro: coito con persona mayor de 12 años y menor de 18, prevaliéndose de superioridad, originada por cualquier relación o situación; acceso carnal con persona mayor de 12 años y menor de 16, conseguido con engaño; antiguamente coito con soltera núbil [en edad de contraer matrimonio] o viuda, logrado sin su libre consentimiento. Id.

[5] Ínclito: ilustre, esclarecido, afamado. Id.

[6] Ponzoña: sustancia que tiene en sí cualidades nocivas para la salud y destructivas de la vida. Ib.

[7] Triaca: confección farmacéutica usada de antiguo y compuesta de muchos ingredientes y principalmente de opio. Se ha empleado para las mordeduras de animales venenosos. Ib.

[8] Tahona: molino de harina cuya rueda se mueve con caballería. Ib.

[9] Guedeja: cabellera larga. Ib.

[10] Rubicundo: rubio que tira a rojo.

[11] Rey o señor de un territorio pequeño y atrasado.

martes, 17 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 21. Todo pasa, solo Dios permanece. Cultivar la amistad con Quien siempre Es y nunca fue.

 


Capítulo 21. En que se trata cómo es vanidad poner el gozo de la voluntad en los bienes naturales y cómo se ha de enderezar a Dios por ellos.

1a. Por bienes naturales entendemos aquí hermosura, gracia, donaire, complexión corporal y todo los demás dotes corporales, y también en el alma, buen entendimiento, discreción, con las demás cosas que pertenecen a la razón.

1b. Poner el hombre el hombre el gozo y no dar antes gracias a Dios, que las da para ser por ellas más conocido y amado, y solo gozarse, vanidad y engaño es.

1c. Proverbios 31, 30: Engañosa es la gracia y vana la hermosura: la que teme a Dios, ésa será alabada.

1d. Antes en estos dones naturales se debe el hombre recelar, pues por ellos puede el hombre fácilmente distraerse del amor de Dios y caer en vanidad, atraído de ellos, y ser engañado.

1e. La gracia corporal es engañadora, porque en la vía al hombre engaña y le atrae a lo que no le conviene, por ano gozo y complacencia de sí o del que la tal gracia tiene.

1f. “La hermosura es vana”, pues que al hombre hace caer de muchas maneras cuando la estima y en ella se goza.

1g. Sólo se debe gozar en sí sirve a Dios en él o en otros por él.

1h. Antes debe temer y recelarse que no, por ventura, sean causa que Dios sea ofendido por ellas, por su vana presunción.

1i. Debe tener recato y vivir con cuidado el que tuviere las tales partes, que no de causa a alguno de que se aparte un punto de Dios su corazón.

1j. Por este temor habemos visto que muchas personas espirituales, que tenían algunas partes de estas, alcanzaron de Dios con oraciones que las desfigurase.

2a. Ha el espiritual de purgar y oscurecer su voluntad en este vano gozo, advirtiendo que la hermosura y todas las demás partes naturales son tierra, y que de ahí viene y a la tierra vuelven.

2b. La gracia y el donaire es humo y aire de esta tierra.

2c. En estas cosas enderezar el corazón a Dios en gozo y alegría de que Dios es en sí todas esas hermosuras y gracias eminentísimo, en infinito sobre todas las criaturas.

2e. Salmo 101, 27: Todas ellas, como la vestidura, se envejecerán y pasarán, y solo él permanece inmutable para siempre.

2f. Si en todas las cosas no enderezare a Dios su gozo, siempre será falso y engañado.

2g. Eclesiástico 2, 2: Al gozo dije: ¿por qué te dejas engañar en vano?

2h. Esto es, cuando e deja atraer de las criaturas el corazón.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Subida del Monte Carmelo. Libro 3. Capítulo 20. Orar desde la naturaleza, sin atar el corazón a ella. Desde ella volar a Dios, que se encuentra más allá de las nubes y las estrellas.

 


Capítulo 20. De los provechos que se siguen al alma en apartar el gozo de las cosas temporales.

1a. Ha el espiritual de mirar mucho que no le comience a asir el corazón y el gozo a las cosas temporales.

1b. Temiendo que de poco vendrá a mucho, creciendo de grado en grado.

1c. De lo poco se viene a lo mucho, y de pequeño principio, al fin es el negocio grande.

1d. Una centella basta para quemar un monte y todo el mundo.

1e. Nunca se fie por ser pequeño el asimiento, si no le corta luego, pensando que adelante lo hará.

1f. Si cuando es tan poco no tiene ánimo para acabarlo, cuando sea mucho y más arraigado, ¿cómo piensa y presume que podrá?

1g. Lc 16, 10: el que es infiel en lo poco, también lo será en lo mucho.

1h. El que lo poco evita, no caerá en lo mucho.

1i. En lo poco hay gran daño.

1j. Como dice el adagio: el que comienza, la mitad tiene hecho.

1k. Salmo 61, 11: Aunque abunden las riquezas, no les apliquemos el corazón.

2a. Había de liberar perfectamente su corazón de todo gozo acerca de lo dicho.

2b. En quitar el gozo de los bienes temporales adquiere virtud de liberalidad, que es una de las principales condiciones de Dios.

2c. La cual en ninguna manera se puede tener con codicia.

2d. Adquiere libertad de ánimo, claridad en la razón, sosiego, tranquilidad y confianza pacífica en Dios, y culto y obsequio verdadero en la voluntad de Dios.

2e. Adquiere gozo y recreación en las criaturas con el desapropio de ellas.

2f. No puede gozar en ellas si las mira con asimiento, porque ata al espíritu en la tierra y no le deja anchura de corazón.

2g. En el desasimiento de las cosas adquiere clara noticia de ellas para entender bien las verdades acerca de ellas.

2h. Las goza muy diferentemente que el que está asido a ellas.

2i. Este las gusta según la verdad de ellas, esotro según la mentira de ellas.

3a. Gozase no teniendo el gozo apropiado en ellas, como si las tuviese todas.

3b. 2 Corintios 6, 10: “Como afligidos, pero siempre alegres, como pobres, pero que enriquecen a muchos, como necesitados, pero poseyéndolo todo”.

3c. Tiene de ellas la voluntad asida.

3d. No tiene ni posee nada, antes ellas la tienen poseído a él el corazón; por lo cual, como cautivo pena.

3e. Cuantos gozos quiere tener en las criaturas, de necesidad ha de tener otras tantas apreturas y penas en su asido y poseído corazón.

3f. Al desasido no le molestan cuidados, ni en oración ni fuera de ella.

3g. Sin perder tiempo con facilidad hace mucha hacienda espiritual.

3h. Pero a esotro todo se le suele ir en dar vueltas y revueltas sobre el lazo a la que tiene asido su corazón.

3i. Con diligencia aun apenas se puede liberar por poco tiempo de este lazo del pensamiento y gozo de lo que está asido el corazón.

3h. Debe el espiritual, al primer movimiento, cuando se le va el gozo a las cosas, reprimirle, acordándose del presupuesto que aquí llevamos:

3i. No hay cosa en que el hombre se deba gozar, sino en si sirve a Dios y en procurar su honra y gloria en todas las cosas, enderezándolas solo a esto y desviándose en ellas de la vanidad, no mirando en ellas su gusto ni consuelo.

4a. Hay otro provecho muy grande en desasir el gozo de las criaturas, que es dejar el corazón libre para Dios.

4b, Mateo 19, 29: “Todo el que por mi deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna”.

4c. Aunque no fuese por estos intereses, sino solo por el disgusto que a Dios se hace en estos gozos de las criaturas, había el espiritual de apagarlos en su alma.

4d. Vemos en el evangelio que, solo porque aquel rico se gozaba porque tenía bienes para muchos años, se enojó tanto Dios, que le dijo que aquella misma noche había de ser su alma llevada a cuenta.

4e. Lucas 12, 20: “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.

4f. Todas las veces que vagamente nos gozamos está Dios mirando y diciendo algún castigo y trago amargo según lo merecido, que, a veces, sea más de ciento tanto más la pena que redunda del tal gozo que lo que se gozó.

4g. Aunque es verdad que en aquello que dice por san Juan en el Apocalipsis de Babilonia, diciendo que:

4h. Apocalipsis 18, 7: Cuanto se había gozado y estado en deleite le diesen de tormentos y pena.

4i. No es para decir que no será más la pena que el gozo que sí será, pues por breves placeres se dan eternos tormentos, sino para dar a entender que no quedará cosa sin su castigo particular, porque el que la inútil palabra castigará, no perdonará el gozo vano.

4j. Mateo 12, 36: “En verdad os digo que el hombre dará cuenta en el día del juicio de cualquier palabra inconsiderada que haya dicho”.

 

Llama de amor viva. Canción 1, 23. Encuentro entre dos desiguales: Dios inmenso y el alma estrecha, amargura hasta hallar el deleite divino.

  23a. Esta llama de suyo en extremo es amorosa, y tierna y amorosamente embiste en la voluntad. 23b. Y la voluntad de suyo es seca y dura...