9a. Porque habemos hablado del vino cocido,
será bueno aquí notar brevemente la diferencia que hay del vino cocido, que
llaman añejo, y entre el vino nuevo.
9b. Será la misma que hay entre los viejos y
nuevos amadores.
9c. Servirá para dar un poco de doctrina para
los espirituales.
9d. El vino nuevo no tiene digerida la hez
ni asentada, y así hierve por de fuera.
9e. No se puede saber la bondad y valor de él
hasta que haya digerido bien la hez y furia de ella.
9f. Hasta entonces está en mucha contingencia
de malear .
9g. Tiene el sabor grueso
y áspero.
9h. Beber mucho de ello estraga
al sujeto.
9i. Tiene la fuerza muy en la hez.
9j. El vino añejo
tiene ya digerida la hez y asentada.
9k. Ya no tiene aquellos hervores de nuevo
por de fuera.
9l. Échase ya de ver la bondad del vino.
9m. Está yo muy seguro
de malear, porque se le acabaron aquellos hervores y furias que le podían
estragar.
9n. El vino bien cocido por maravilla malea y
se pierde.
9ñ. Tiene el sabor suave y la fuerza en la
sustancia del vino, ya no en el gusto.
9o. La bebida de él hace buena disposición y
da fuerza al sujeto.
10a. Los nuevos amadores son comparados al
vino nuevo.
10b. Estos son los que comienzan a servir a
Dios.
10c. Traen los fervores del vino del amor muy
por de fuera, en el sentido, porque aún no han digerido la hez del sentido
flaco
e imperfecto.
10d. Tiene la fuerza del amor en el sabor de
él.
10f. A estos ordinariamente les da fuerza
para obrar el sabor sensitivo, y por él se mueven.
10g. No hay que fiar de este amor hasta que
se acaben aquellos fervores y gustos gruesos del sentido.
10h. Con estos fervores y calor de sentido lo
pueden inclinar a bueno y perfecto amor.
10i. Servirle de buen medio para él,
dirigiéndose bien la hez de su imperfección.
10j. También es muy fácil en estos principios
y novedad de gustos faltar el vino del amor y perderse el fervor y sabor nuevo.
10k. Estos nuevos amadores siempre traen
ansias y fatigas de amor sensitivas, a los cuales conviene templar la bebida.
10l. Si obran mucho según la furia del vino,
estragarse ha el natural.
10m. Estas ansias y fatigas de amor es el
sabor del vino nuevo, que decíamos ser muy áspero y grueso y no suavizado aún
en la acabada cocción, cuando se acaban esas ansias de amor.
11a. Esta misma comparación pone el Sabio en
el Eclesiástico, diciendo:
11b. Eclesiástico 9, 15: El amigo nuevo es
como el vino nuevo: añejarse ha, y beberáslo con suavidad.
11c. Los viejos amadores, que soy ya los
ejercitados y probados en el servicio del Esposo, son como el vino añejo.
11d. Tiene ya cocida la hez y no tiene aquellos
hervores sensitivos ni aquellas furias y fuegos hervorosas de fuera.
11e. Mas gustan la suavidad del vino de amor
ya bien cocido en sustancia.
11f. Estando ya él, no ya en aquel sabor del
sentido, como el amor de los nuevos, sino asentado allá dentro en el alma en
sustancia y sabor de espíritu y verdad de obra.
11g. No se quieren los tales asir a esos
sabores y hervores sensitivos, ni los quieren gustar, por no tener sinsabores y
fatigas.
11h. El que da rienda al apetito para algún
gusto de sentido, también de necesidad ha de tener penas y disgustos en el
sentido y en el espíritu.
11i. Por cuanto estos amantes viejos carecen
ya de la suavidad espiritual que tiene su raíz en el sentido, no traen ya
ansias ni penas de amor en el sentido y espíritu.
11j. Estos amigos viejos por maravilla faltan
a Dios.
11k. Están ya sobre lo que les había de hacer
faltar, esto es, sobre la sensualidad.
11l. Tienen el vino de amor no solo ya cocido
y purgado de hez, mas aun adobado, como se dice en el verso, con las especias
que decíamos de virtudes perfectas, que no le dejan malear como al nuevo.
11m. Por eso el amigo viejo delante de Dios
es de gran estimación, y así de él dice el Eclesiástico:
11n. Eclesiástico 9, 14: No desampares al
amigo antiguo, porque el nuevo no será semejante a él.
11ñ. En este vino de amor ya probado y
adobado en el alma, hace el divino Amado la embriaguez divina con cuya fuerza
envía el alma a Dios las dulces y sabrosas emisiones.
11o. El sentido de los dichos tres versillos
es el siguiente:
11p. Al toque de centella con que recuerdas
mi alma, y al adobado vino con que amorosamente la embriagas, ella te envía las
emisiones de movimientos y actos de amor que en ella causas.