lunes, 30 de mayo de 2022

Cántico espiritual. Canción 39. 5-6. Dioses por participación.

 


5a.No hay más saber ni poder decirlo, sino dar a entender como el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este subido puesto de poder ser hijos de Dios.

5b. Juan 1, 12: “Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre”.

5c. Así lo pidió al Padre por el mismo san Juan:

5d. Juan 17, 24: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste.

5e. Es a saber: Que hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo.

5f. Y dice más:

5g. Juan 17, 20-23: No ruego, Padre, solamente por estos presentes, sino también por aquellos que han de creer por su doctrina en mí; que todos ellos sean una misma cosa de la manera que tú, Padre, estás en mí y yo en ti, así ellos en nosotros sean una misma cosa. Y yo la claridad que me has dado, he dado a ellos para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y tú en mí; porque sean perfectos en u9no, porque conozca el mundo que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí.

5h. Que es comunicándoles el mismo amor que al Hijo.

5i. Aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho, por unidad y transformación de amor.

5j. Tampoco se entiende aquí quiere decir el Hijo al Padre que sean los santos una cosa esencial y naturalmente, como lo son el Padre y el Hijo, sino que lo sean por unión de amor, como el Padre y el hijo están en unidad de amor.

6a. Las almas esos mismos bienes poseen por participación que él por naturaleza.

6b. Por lo cual verdaderamente son dioses por participación, iguales y compañeros suyos de Dios.

6c. San Pedro dijo:

6d. 2 Pedro 1, 2-4: Gracia y paz sea cumplida y perfecta en vosotros en el conocimiento de Dios y de Jesucristo nuestro Señor, de la manera que son dadas todas las cosas de su divina virtud para la vida y la piedad, por el conocimiento de aquel que nos llamó con su propia gloria y virtud, por el cual muy grandes y preciosas promesas nos dio, para que por estas cosas seamos hechos compañeros de la divina naturaleza.

6e. Da a entender que el alma participará al mismo Dios, que será obrando en él acompañadamente con él la obra de la santísima Trinidad, de la manera que habemos dicho, por causa de la unión sustancial entre el alma y Dios.

6f. Lo cual, aunque se cumple perfectamente en la otra vida, todavía en esta, cuando se llega al estado perfecto se alcanza gran rastro y sabor de ella, aunque, como habemos dicho, no se puede decir.

7a. ¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas! ¿qué hacéis? ¿en qué os entrenéis? Vuestras pretensiones son bajezas y vuestras posesiones miserias.

7b. ¡Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma, pues para tanta luz estáis ciegos, y para tan grandes voces sordos, no viendo que, en tanto que buscáis grandezas y gloria, os quedáis miserables y bajos, de tantos bienes, hechos ignorantes e indignos!

7c. Síguese lo segundo que el alma dice para dar a entender aquello, es a saber.

7d. El canto de la dulce filomena [ruiseñor].

Llama de amor viva. Canción 1, 23. Encuentro entre dos desiguales: Dios inmenso y el alma estrecha, amargura hasta hallar el deleite divino.

  23a. Esta llama de suyo en extremo es amorosa, y tierna y amorosamente embiste en la voluntad. 23b. Y la voluntad de suyo es seca y dura...