11a. En las cosas, aquello que llamamos
centro más profundo, que es a lo que más puede llegar su ser y virtud
y la fuerza de su operación y movimiento, y no puede pasar de allí.
11b. Así como el fuego o la piedra que tiene
virtud y movimiento natural y fuerza para llegar al centro de su esfera, y no
puede pasar de allí ni dejar de llegar ni estar allí, si no es por algún
impedimento contrario y violento.
11c. Según esto, diremos que la piedra,
cuando en alguna manera está dentro de la tierra, aunque no sea en lo más
profundo de ella, está en su centro de alguna manera.
11d. Porque está dentro de la esfera de su
centro y actividad y movimiento.
11e. Pero no diremos que está en el más
profundo de ella, que es el medio de la tierra.
11f. Y así siempre le queda la virtud y
fuerza e inclinación para bajar y llegar hasta este más último y profundo
centro si se le quita el impedimento de delante.
11g. Y cuando llegare y no tuviere de suyo
más virtud e inclinación para más movimiento, diremos que está en el más
profundo centro suyo.
12a. El centro del alma es Dios.
12b. Al cual, cuando ella hubiere llegado
según toda la capacidad de su ser y según la fuerza de su operación e
inclinación, habrá llegado al último y más profundo centro suyo en Dios.
12c. Que será cuando todas sus fuerzas
entienda y ame y goce su Dios.
12d. Cuando no ha llegado a tanto como esto,
cual acaece en esta vida mortal.
12e. En que no puede llegar a Dios según
todas sus fuerzas, aunque esté en este su centro, que es Dios.
12f. Por gracia y por comunicación suya que
con ella tiene, por cuanto todavía tiene movimiento y fuerza para más y no está
satisfecha.
12g. Aunque está en el centro, no empero en
el más profundo, pues puede ir al más profundo Dios.
13a. Es de notar que el amor es la
inclinación del alma y la fuerza y virtud que tiene para ir a Dios.
13b. Mediante el amor se une el alma con
Dios.
13c. Cuantos más grados de amor tuviere tanto
más profundamente entra en Dios y se concentra en él.
13d. Cuantos grados de amor el alma puede
tener, tantos centros puede tener en Dios.
13e. Uno más adentro que otro.
13f. El amor más fuerte es más unitivo.
13g. De esta manera podemos entender las
muchas mansiones que dijo el Hijo de Dios haber en la casa de su Padre.
13h. Jn 14, 2: “En la casa de mi Padre hay muchas
moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar”.
13i. Para que el alma esté en su centro, que
es Dios, basta que tenga un grado de amor.
13j. Por uno solo se une con él por gracia.
13k. Si tuviere dos grados, habrá uniéndose y
concentrándose con Dios otro centro más adentro.
13l. Si llegare a tres, concentrarse ha como
tres.
13m. Si llegare hasta el último grado,
llegará a herir el amor de Dios hasta el último centro y más profundo del alma.
13n. Que será transformarla y esclarecerla
según todo el ser y potencia y virtud de ella.
13ñ. Según es capaz de recibir, hasta ponerla
que parezca Dios.
13o. Así como el cristal limpio y puro es
embestido por la luz.
13p. Que cuantos más grados de luz va
recibiendo, tanto más de luz en él se va reconcentrando y tanto más se va él
esclareciendo.
13q. Puede llegar tanto por la copiosidad de
luz que recibe, que venga él a parecer todo luz.
13r. Y no se divise entre la luz, estando él
esclarecido en ella todo lo que puede recibir de ella.
13s. Que es venir a parecer como ella.