6a. Estando esta alma tan cerca de Dios, que
está transformada en llama de amor, en que se le comunica el Padre, Hijo y
Espíritu ¿qué increíble cosa se dice que guste un rastro de vida eterna, aunque
no perfectamente, porque no lo lleva la condición de esta vida?
6b. Es tan subido el deleite que aquel llamear
del Espíritu hace en ella, que la hace saber a qué sabe la vida eterna.
6c. Que por eso llama a la llama viva.
6d. No porque no sea siempre viva, sino
porque la hace tal efecto, que la hace vivir en Dios espiritualmente y sentir
vida de Dios.
6e. Al modo que dice David:
6f. Salmo 83, 3: Mi corazón y me carne se
gozaron en Dios.
6g. No porque sea menester decir que sea
vivo, pues siempre lo está, sino para dar a entender que el espíritu y sentido
vivamente gustaron a Dios hechos en Dios.
6h. Lo cual es gustar a Dios vivo.
6i. Esto es vida de Dios y vida eterna.
6j. Ni dijera David allí: Dios vivo, sino
porque vivamente le gustaba, aunque no perfectamente, sino como un viso[1]
de vida eterna.
6k. Y así, en esta llama siente el alma tan
vivamente a Dios y le gusta con tanto sabor y suavidad, que dice: ¡Oh llama de
amor viva, que tiernamente hieres!