Contra
el demonio.
10a. Entre
las muchas astucias de que el demonio usa para engañar a los espirituales, la
más ordinaria es engañarlos debajo de especie de bien y no debajo de especie de
mal.
10b. Siempre
has de recelar de lo que parece bueno, mayormente cuando no interviene la obediencia.
Primera
cautela.
11a.
Jamás fuera de lo que de orden estás obligado te muevas a cosa, por buena que
parezca y llena de caridad.
11b. Dios
más quiere obediencia que sacrificios.
Segunda
cautela.
12.Jamás
mires al prelado con menos ojos que a Dios, sea el prelado [superior
eclesiástico (abad, prior, obispo,…)] que fuere, pues le tienes en su lugar y
advierte que el demonio mete mucho aquí la mano.
Tercera
cautela.
13a. De
corazón procures siempre humillarte en la palabra y en la obra holgándote
[alegrándote] del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que los
antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón.
13b.
Procura ejercitar más en los que menos te caen en gracia.
Contra
sí mismo y sagacidad de su sensualidad.
Primera
cautela.
15a. Entiendas que no has venido al convento sino a
que todos te labren y ejerciten.
15b.
Conviene que pienses que todos son oficiales que están en el convento para
ejercitarte y que unos te han de labrar de palabra, otros de obra, otros de
pensamiento contra ti, y en todo esto tú has de estar sujeto, como la imagen lo
está ya al que labra.
15c. Y
si esto no guardas, no sabrás vencer tu sensualidad y sentimientos, ni
alcanzarás la santa paz.
Segunda
cautela.
16a.
Jamás dejes de hacer las obras por la falta de gusto o sabor que en ella
hallares, si conviene al servicio de Dios que ellas se hagan. Ni hagas por solo
sabor y gusto que te dieren.
Tercera
cautela.
17a. Nunca
en los ejercicios el varón espiritual ha de poner los ojos en lo sabroso de
ellos, para asirse de ello y por solo aquello hacer los tales ejercicios, ni ha
de huir de lo amargo de ellos, antes ha de buscar lo desabrido y trabajoso de
ellos.
17b. De
otra manera, ni perderás el amor propio ni ganarás el amor de Dios.