jueves, 30 de abril de 2020

Cautelas y 2.


Contra el demonio.
10a. Entre las muchas astucias de que el demonio usa para engañar a los espirituales, la más ordinaria es engañarlos debajo de especie de bien y no debajo de especie de mal.
10b. Siempre has de recelar de lo que parece bueno, mayormente cuando no interviene la obediencia.
Primera cautela.
11a. Jamás fuera de lo que de orden estás obligado te muevas a cosa, por buena que parezca y llena de caridad.
11b. Dios más quiere obediencia que sacrificios.
Segunda cautela.
12.Jamás mires al prelado con menos ojos que a Dios, sea el prelado [superior eclesiástico (abad, prior, obispo,…)] que fuere, pues le tienes en su lugar y advierte que el demonio mete mucho aquí la mano.
Tercera cautela.
13a. De corazón procures siempre humillarte en la palabra y en la obra holgándote [alegrándote] del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que los antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón.
13b. Procura ejercitar más en los que menos te caen en gracia.
Contra sí mismo y sagacidad de su sensualidad.
Primera cautela.
15a.  Entiendas que no has venido al convento sino a que todos te labren y ejerciten.
15b. Conviene que pienses que todos son oficiales que están en el convento para ejercitarte y que unos te han de labrar de palabra, otros de obra, otros de pensamiento contra ti, y en todo esto tú has de estar sujeto, como la imagen lo está ya al que labra.
15c. Y si esto no guardas, no sabrás vencer tu sensualidad y sentimientos, ni alcanzarás la santa paz.
Segunda cautela.
16a. Jamás dejes de hacer las obras por la falta de gusto o sabor que en ella hallares, si conviene al servicio de Dios que ellas se hagan. Ni hagas por solo sabor y gusto que te dieren.
Tercera cautela.
17a. Nunca en los ejercicios el varón espiritual ha de poner los ojos en lo sabroso de ellos, para asirse de ello y por solo aquello hacer los tales ejercicios, ni ha de huir de lo amargo de ellos, antes ha de buscar lo desabrido y trabajoso de ellos.
17b. De otra manera, ni perderás el amor propio ni ganarás el amor de Dios.

miércoles, 29 de abril de 2020

Cautelas 1.


Cautelas (1578-79), con toda probabilidad nacido en Beas y para la comunidad teresiana, tiene tras de sí la experiencia de varios años como formador y confesor. Está caracterizada por la brevedad, densidad y radicalidad, apremio, brío y calor en su redacción, restallante, contundente y dura.
Escribirá san Juan de la cruz años después: “harto está ya escrito para obrar lo que importa; si algo falta, no es el escribir o hablar, que esto antes ordinariamente sobra, sino el callar y el obrar”.
En estas frases aparece como un maestro que, urgido por dar a la vida comunitaria un estilo sobrio y serio, teologal, alumbrando personas recias, recogidas en lo verdaderamente esencial, no tiene tiempo de enfrascarse en grandes construcciones de teología de vida religiosa.
La luz que ilumina y da seguridad y fuerza viene de la vida, no de la mesa del escritor.

Instrucción y cautelas que debe usar el que desea ser verdadero religioso y llegar a la perfección.
1a. El alma que quiere llegar en breve al santo recogimiento, silencio espiritual, desnudez y pobreza de espíritu, donde se goza el pacífico refrigerio del Espíritu Santo, y se alcanza unidad con Dios y  librarse de los impedimentos de toda criatura de este mundo tiene necesidad de ejercitar los documentos siguientes.
1b. Todos los daños que el alma recibe nacen de los enemigos ya dichos, que son: mundo, demonio y carne.
2. El mundo es el enemigo menos dificultoso; el demonio el más oscuro de entender; pero la carne es más tenaz que todos, y duran sus acontecimientos mientras dura el hombre viejo.
3. para vencer a uno de estos enemigos es menester vencerlos a todos tres; y enflaqueciendo uno, se enflaquecen los otros dos, y venciendo todos tres, no le queda al alma más guerra.
Contra el mundo.
Primera cautela.
5a. Todas las personas tengan igualdad de amor e igualdad de olvido; más de parientes, por temor que la carne y sangre no se avive con el amor natural.
5b. Tenlos como por extraños, y de esta manera cumples mejor con ellos que poniendo la afición que debes a Dios en ellos.
6a. No ames a una persona más que a otra, que errarás; porque aquel es digno de más amor que Dios ama más, y no sabes tú a cuál ama Dios más.
6b. No pienses nada de ellos, no trates nada de ellos, ni bienes ni males, y huye de ellos cuanto buenamente pudieres; y si esto no guardas, no sabrás ser religioso.
Segunda cautela.
7a. Los bienes temporales; en lo cual es menester aborrecer toda manera de poseer y ningún cuidado le dejes tener acerca de ello: no de comida, no de vestido,…. Con esto adquirirás silencio y paz en los sentidos.
Tercera cautela.
8. Guardes con toda guarda de menor el pensamiento y menos la palabra en lo que pasa en la comunidad; y jamás te escandalices ni maravilles de cosas que veas ni entiendas, procurando tú guardar tu alma en el olvido de todo aquello.
9a. Porque si quieres mirar en algo, aunque vivas entre ángeles, te parecerán muchas cosas no bien.
9b. Aunque vivas entre demonios, quiere Dios que de tal manera vivas entre ellos que ni vuelvas la cabeza de pensamiento a sus cosas, sino que las dejes totalmente, procurando traer tu alma pura y entera en Dios, sin que un pensamiento de eso ni de eso otro te lo estorbe.
9c. Ten por averiguado que en los conventos y comunidades nunca ha de faltar algo en qué tropezar, pues nunca faltan demonios que procuren derribar los santos, y Dios lo permite para ejercitarlos y probarlos.
9d. Si tú no te guardas, como está dicho, como si no estuvieses en casa, no sabrás ser religioso, aunque más hagas, ni llegar a la santa desnudez y recogimiento.

Llama de amor viva. Canción 1, 23. Encuentro entre dos desiguales: Dios inmenso y el alma estrecha, amargura hasta hallar el deleite divino.

  23a. Esta llama de suyo en extremo es amorosa, y tierna y amorosamente embiste en la voluntad. 23b. Y la voluntad de suyo es seca y dura...