14a. En decir el alma que la llama de amor
hiere en su más profundo centro, es decir que cuando alcanza la sustancia, virtud
y fuerza del alma, la hiere y embiste el Espíritu Santo.
14b. Lo cual dice, no porque quiera dar a
entender aquí que sea ésta tan sustancial y enteramente como en la beatífica
vista de Dios en la otra vida.
14c. Aunque el alma llegue en esta vida
mortal a tan alto estado de perfección como aquí va hablando, no llega ni puede
llegar a estado perfecto de gloria.
14d. Aunque por ventura por vía de paso
acaezca hacerle Dios alguna merced semejante.
14e. Dícelo para dar a entender la copiosidad
y abundancia de deleite y gloria que en esta manera de comunicación el el
Espíritu Santo siente.
14f. El cual deleite es tanto mayor y más
tierno, cuanto más fuerte y sustancialmente está transformada y reconcentrada
en Dios.
14g. Por ser tanto como lo más que en esta
vida se puede llegar – aunque como decimos, no tan perfecto como en la otra –
lo llama el más profundo centro.
14h. Aunque el hábito de la caridad puede el
alma tener en esta vida tan perfecto como en la otra, mas no la operación ni el
fruto.
14i. Aunque el fruto y la operación de amor
crecen tanto de punto en este estado, que es muy semejante al de la otra.
14j. Pareciéndole el alma ser así, osa decir
lo que solamente se osa decir de la otra, es a saber: en el más profundo centro
de mi alma.
15a. Porque las cosas raras y de que hay poca
experiencia son más maravillosas y menos creíbles.
15b. Cual es lo que vamos diciendo del alma
en este estado, no dudo sino que algunas personas, no lo entendiendo por
ciencia ni sabiéndola por experiencia, o no lo creerán, o lo tendrán por
demasía, o pensarán que no es tanto como ello es en sí.
15c. A todos estos yo respondo que:
15d. El padre de las lumbres (St 1, 17), cuya
mano es abreviada[1]
(Is 59, 1).
15e. Santiago 1, 17: “Todo buen regalo y todo
don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay
ni alteración ni sombra de mutación”.
15f. Isaías 59, 1: “La mano del Señor no es
tan débil que no puede salvar, ni su oído tan duro que no pueda oír”.
15g. Con abundancia se difunde, sin acepción
de personas, doquiera que haya lugar, como el rayo del sol.
15h. Mostrándose también él a ellos en los caminos
alegremente no duda ni tiene en poco tener sus deleites con los hijos de los
hombres del mancomún en la redondez de las tierras (Pr 8, 31).
15i. Proverbios 8, 31: “Jugaba con la bola de
la tierra, y mis delicias están con los hijos de los hombres”.
15j. No es de tener por increíble que a un
alma ya examinada, purgada y probada en el fuego de las tribulaciones y trabajos
y variedad de tentaciones, y hallada fiel en el amor, deje de cumplirse en esta
fiel alma en esta vida lo que el Hijo de Dios prometió, conviene a saber:
15k. Jn 14, 23: Que si alguno le amase,
vendrían la santísima Trinidad en él y moraría de asiento en él.
15l. Juan 14, 23: “Respondió Jesús y le dijo:
El que me ama guardará mi palabra, y haremos morada en él.
15m. Lo cual es ilustrándole[2]
el entendimiento divinamente en la sabiduría del hijo.
15n. Deleitándole la voluntad en el Espíritu
santo.
15ñ. Absorbiéndola el Padre poderoso y
fuertemente en el abrazo abisal[3]
de su dulzura.
[1]
Abreviada: parva, escasa. RAE.
[2]
Ilustrar: Dar luz al entendimiento. Aclarar un punto o materia con palabras,
imágenes o de otro modo. RAE.
[3]
Abisal: Abismal (perteneciente a abismo). RAE.
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