23a. Esta llama de suyo en extremo es amorosa, y tierna y amorosamente embiste en la voluntad.
23b. Y la voluntad de suyo es seca y dura en
extremo.
23c. Lo duro se siente cerca de lo tierno y
la sequedad cerca del amor.
23d. Embistiendo esta llama amorosa y
tiernamente en la voluntad.
23e. Siente la voluntad su natural dureza y
sequedad para con Dios.
23f. No siente el amor y ternura de la llama.
23g. Estando ella prevenida con dureza y
sequedad en que no caben estos otros contrarios de ternura y amor.
23h. Hasta que, siendo expelidos[1]
por ellas, reine en la voluntad amor y ternura de Dios.
23i. De esta manera era esta llama esquiva a
la voluntad, haciéndola sentir y padecer su dureza y sequedad.
23j. Ni más ni menos, porque esta llama es
amplísima e inmensa y la voluntad es estrecha y angosta, siente su estrechura y
angustura la voluntad en tanto que la llama la embiste.
23k. Hasta que, dando en ella, la dilate y
ensanche y haga capaz de sí misma.
23l. También esta llama es sabrosa y dulce.
23m. La voluntad tenía el paladar del
espíritu destemplado con humores[2]
de desordenadas aficiones érale desabrida[3]
y amarga y no podía gustar el dulce manjar del amor de Dios.
23n. También siente la voluntad su aprieto y
sinsabor cerca de esta amplísima y sabrosísima llama.
23ñ. No siente el sabor de ella, porque no la
siente en sí, sino lo que tiene en sí, que es su miseria.
23o. Esta llama es de inmensas riquezas, y
bondad y deleites, y el alma de suyo es pobrísima y no tiene bien ninguno ni de
qué se satisfacer.
23p. Conoce y siente claramente sus miserias
y pobreza y malicia cerca de estas riquezas y bondad y deleites de la llama.
[1]
Expeler: expulsar. www.rae.es
[2]
Humor: estado afectivo que se mantiene por algún tiempo. Ib.
[3]
Desabrida: áspera y desapacible en el trato. Ib.